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Eloídes murió al disputar una botella de vino a otros mendigos en Tirso de Molina

Eloídes Anastasio Sierra Fernández, de 50 años, no tenía domicilio conocido; ni profesión, ni amigos. No tenía más que a un grupo de mendigos como él, con los que se reunía en la plaza de Tirso de Molina en torno a una botella de vino. Casi todos se dedican a la mendicidad.

El primero de noviembre, día de Todos los Santos, una patrulla policial recogió el cuerpo destrozado de Eloídes. La policía pensó que había caído por las escaleras del servicio público de la plaza. Murió mientras era trasladado a la casa de socorro.

La plaza de Tirso de Molina es lugar de reunión de los mendigos de Madrid. Tal vez porque cerca hay un servicio público y una fuente. Los vecinos pasan de largo mientras el grupo bullicioso comparte la botella y se reparte cartones para soportar una noche más, y mientras el grupo La Cubana representa en el teatro Nuevo Apolo una obra en la que lo cotidiano trata de sorprender y superar a la ficción.

El forense no vio claro que las heridas de Eloídes se hubieran producido por una caída. La policía buscó en el único lugar posible. El pasado jueves se practicó la detención de, otros dos mendigos del grupo: Tomás Delgado Rubio, de 33 años, y Tomasa San Juan García, de 45.

Tomás pernoctaba en un coche abandonado en la calle de Toledo. Su testimonio permitió reconstruir los hechos: la pelea entre los mendigos se suscitó porque Tomás no estaba dispuesto a compartir su botella con Eloídes. En la pelea intervino Tomasa, que golpeó a Eloídes con una barra de hierro en la cabeza hasta matarle, informa la policía.

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