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EL ESTE CAMBIA

Solidaridad busca renovar su estructura para evitar la fragmentación y el desgaste

La crisis cada vez más patente de Solidaridad, que al cabo de los seis meses que han transcurrido desde su relegalización cuenta con apenas dos millones de afiliados, cinco veces menos que en 1981, acaba de llevar a Lech Walesa a recurrir una vez más al movimiento de los comités cívicos, disuelto después de que organizara la triunfal campaña electoral de Solidaridad en junio pasado. El relanzamiento de los comités cívicos pretende también frenar las tendencias de fragmentación de la principal organización opositora.

La desarticulación de la estructura provincial del movimiento cívico fue decidida, nada más celebrados los comicios, la dirección de Solidaridad, temerosa de perder el protagonismo político en el país."He cambiado de opinión; estoy a favor de los comités", declaró Walesa el sábado pasado en un encuentro con los miembros del comité cívico de Solidaridad. El líder de Solidaridad motivó su nueva actitud por "el cambio de la situación política" después del triunfo electoral de Solidaridad y la formación del Gobierno por Tadeusz Mazowiecki. De esta manera Walesa reconoció, de hecho, que la actual fórmula de Solidaridad está sufriendo una crisis agravada por la incorporación en el Gabinete de gente próxima al sindicato. Ello cerró para Solidaridad la posibilidad de ganar la simpatía popular por medio de las reivindicaciones económicas.

En la reunión con Walesa, los miembros del comité cívico, creado el 16 de diciembre de 1988 y compuesto por 160 intelectuales, llamaron a los polacos a crear comités cívicos locales en Polonia y en el extranjero y limitaron su propio papel a la coordinación e inspiración de las actividades de los ciudadanos. Según Walesa, los objetivos de los comités cívicos son la creación de un sistema realmente pluralista, la privatización de la economía y la despolitización del aparato del Estado. La tarea primordial de los comités en los próximos meses será la de coordinar la campaña electoral ante las municipales, que, según se espera, se celebrarán el año próximo.

Una de las cuestiones que más polémicas suscitaron en el encuentro con Walesa fue el propio nombre de Solidaridad, que el sindicato se niega a conceder al movimiento de los comités cívicos. El principal promotor de dicho movimiento, Bronislaw Geremek, declaró que el sindicato no había logrado reconstruir sus fuerzas y por tanto deseaba mantener la exclusividad de su nombre-símbolo.

La decisión de hacer reaparecer los comités cívicos está también destinada a prevenir una fragmentación prematura del movimiento y la creación de una serie de minipartidos que no estarían preparados para luchar en las elecciones contra los comunistas, cuyos líderes no ocultan que su objetivo único es, de momento, salvaguardar la unidad del partido.

Adam Michnik, uno de los líderes de Solidaridad, afirma que el denominador común ideológico del movimiento de los comités, es la ética cristiana, la tradición de lucha por la independencia nacional y por la justicia social.

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