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COPA DEL MUNDO DE ATLETISMO

La gota fría

Santiago Segurola

La gota fría acabó estallando en medio de la ceremonia inaugural. El síndrome atenazó a los periodistas, aficionados y, sobre todo, a los organizadores. Los espectadores observaban nerviosos los cúmulos negros que cubrían el cielo de Barcelona durante todo el día, temerosos todos de padecer el diluvio que se ha producido durante estos días en otras zonas del Mediterráneo. Para los organizadores, el problema era peor y más delicado. Todos eran sensibles a las críticas que achacaban al estadio una larga lista de imperfecciones.Las ya célebres goteras de Montjuïc habían acrecentado el síndrome de la gota fría, una sensación que ha provocado un enorme estrés entre los miembros del comité organizador. Uno de ellos, Albert Varonet, pasó en vela toda la noche, alarmado por la tormenta y el aguacero que caía sobre Barcelona en aquellos momentos. Cuando llegó al estadio, a primera hora de la mañana, comprobó que sus temores eran falsos. El alivio no impidió que toda la tensión acumulada acabara por ser excesiva, que, indispuesto y cansado, pasó unas horas en un hospital antes de acudir al estadio.

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