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Plutócratas y moralistas

Ha habido este mes dos despilfarros, uno en Long Island y otro en Tánger. Estas fiestas de agosto han sido un derroche. En Quogue se celebró el 50º aniversario del financiero Saul Steinberg con unos 250 invitados dentro de una enorme carpa construida de tal forma que pareciera una casona del siglo XVII. En las paredes había pinturas representando obras maestras con modelos vivos, algunos desnudos. Aún más cara fue la fiesta del 70º cumpleaños de Malcolm Forbes, el magnate de la. Prensa. Invitó a 600 a su palacio de Marruecos y contrató jets para sus huéspedes. Las diversiones incluían a Elizabeth Taylor, centenares de danzarines y un tempestuoso alarde de 200 jinetes beréberes. Las dos fiestas plutocráticas encendieron en seguida denuncias ante tan patente gasto. Riqueza y gasto ostentoso han ido siempre unidos. Quizá nunca haya habido una fiesta más costosa que la del sha de Persia en 1971 a 450 personas en Persépolis con un coste aproximado de 100 millones de dólares. Unos denuncian este tipo de fiestas por su gasto licencioso, cuando hay tanta gente sin hogar en Nueva York o tantos hambrientos en África. A otros les ofende ver a altas personalidades prestando su celebridad y credibilidad en circos así. Pero la fiesta de Forbes suena mucho más a una promoción comercial, más imaginativa que un viaje de incentivo a Las Vegas, y el señor y la señora Steinberg son conocidos por sus grandes contribuciones a las obras benéficas., 22 de agosto

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