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FERIA DE SAN ISIDRO

Sánchez Puerto: "Triunfé con los toros que rechazan las figuras"

, Antonio Sánchez Puerto se marchó rápidamente del hotel hacia su casa, tan enfadado consigo mismo como si hubiera fracasado: "Aunque estoy contento porque triunfé con los toros que rechazan las figuras, mi enfado es lógico por fallar imperdonablemente con la espada, pues necesitaba cortrar orejas". A lo largo de la conversación, y tras recordarle la importancia de su faena al último y la presencia de la televisión, iba serenándose.

"Esos méritos me constan, como los de haber dado los que creo mejores naturales de la feria", explicaba, "pero si otra veces he cortado orejas en Madrid y no me han servido, no sé lo que puede pasar ahora". Su orgullo por el legítimo triunfo iba en aumento: "Y eso que es la segunda que toreo. Si llego a estar mas puesto todavía habria mejorado mis dos faenas". Insistía en el tema de las figuras que comandan el escalafón: "Ellos saben lo que pueden y lo que no pueden torear, por eso no quieren los toros de Victorino, que son complejos pero admiten faenas lucidas ... si se saben hacer, claro".

El manchego, que torea el próximo lunes la corrida de la Beneficencia en Ciudad Real, transmitía un ruego a los empresarios. "Ya saben donde hay un diestro que no solo puede con los toros difíciles, sino que, además, les torea con arte. De los que hay pocos, vamos", y finalizaba con humor: "Aunque a veces sea un poco inútil con la espada...".

Injusta vuelta al ruedo

También se encontraba disconforme consigo mismo Luis Francisco Esplá, aunque por otros motivos: "He sido un poco lila por jugar tan fuerte para lucir al 52 toro, pues el público se confundió, dándolo por bravo, solicitando y obteniendo una injusta vuelta al ruedo por parte del presidente, cuya actuación global ha dejado mucho que desear".

El alicantino decía que ese toro fue escaso de codicia: "Se fijaba mucho en mí, pero no se ha entregado en ningun tercio, iba siempre andando y era reservón". Agregaba que había aprendido la lección para otras ocasiones: "No vale la pena arriesgar tanto, porque cuando se anuncian algunas ganaderías el público sólo dan importancia a lo que hace un torero ante un toro peligrosísimo cuando éste le pega una voltereta y casi lo parte en dos. Y no lo digo por mí, sino por Ruiz Miguel".

El propio Ruiz Miguel, que confesaba estar molido por los golpes, explicaba que lo pasó muy mal: "E] segundo gañafón iba a la barriga, me salvó que el pitón se introdujo entre el chaleco y la carnisa". El de la Isla se mostraba muy contento por sus faenas y por los aplausos de los espectadores, y felicitaba a Sánchez Puerto por lo bien que había toreado. Calificaba a la corrida de una clásica de Victorino: "Son los toros que dan emoción, no el bobo tontorrón que matan otros", y apostillaba: "Aunque el ganadero podía echar algún bomboncito de vez en cuando y no guardárselo para los grandes acontecimientos".

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