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El "escándalo Recruit" estrecha el cerco en torno a Takeshita

El futuro de Noboru Takeshita como primer ministro de Japón parece irremediablemente condenado ante el constante goteo de nuevas revelaciones, según las cuales ha recibido 100 millones de yenes (90 millones de pesetas aproximadamente) en distintos tipos de donaciones hechas por la firma Recruit en un período de menos de dos años.Todo ello refuerza la sospecha de que la empresa de servicios de información contribuyó a cambio de favores en la carrera política de este antiguo profesor de inglés de 65 años. El hábil manejo que Takeshita venía haciendo hasta ahora del escándalo, aprovechando la responsabilidad en el mismo de todos los principales dirigentes del gubernamental Partido Liberal Democrático (PLD), se ve frenado, por otra parte, con la aparición de un movimiento cada vez mayor dentro del PLD que coincide con la petición, reiterada ayer por la oposición, de que el primer ministro dimita y disuelva la Dieta (Parlamento japonés).

Los líderes de las cuatro formaciones políticas no comunistas parlamentarias acordaron en Kyoto un plan para forzar la crisis ministerial y concertar un programa que posibilite en el futuro un recambio de Gobierno después de casi medio siglo de ininterrumpido poder liberal.

El PLD tiene una amplia mayoría absoluta en las dos Cámaras de la Dieta que ni siquiera podría poner en peligro un voto unitario de las demás fuerzas políticas.

Mínimo respaldo

Takeshita, que goza según las últimas encuestas de apenas un 9% de aceptación popular, un mínimo histórico, mostró ayer por primera vez un cierto desconcierto al conocerse que la firma Recruit le concedió 20 millones de yenes como donación política en 1986 cuando era ministro de Finanzas y poco antes de ser nombrado secretario general del PLD. "Tengo que examinar las cuentas e informaré de todo al Parlamento", dijo nervioso e irritado a un grupo de periodistas. En los últimos días se supo que la Recruit, compró 20 millones de yenes en entradas de una fiesta organizada en mayo de 1987 para respaldar la candidatura de Takeshita a la presidencia del partido y del Gobierno y que desembolsó otros 30 millones en un acto similar, diez días después.A esas cantidades hay que agregar los 25 millones de yenes de beneficios que el primer ministro, al parecer, consiguió en Bolsa con la venta de acciones que la Recruit ofreció a escaso precio antes de sacarlas al mercado, a él y a más de 150 políticos, empresarios y funcionarios públicos. Esta operación, que los presuntos implicados hicieron en muchos casos a través de familiares o ayudantes, es el origen del escándalo que ha revolucionado la vida de Japón y en el que están metidos de lleno los principales dirigentes del partido gobernante. Takeshita pudo jugar con la ventaja de que el partido cerrara filas para controlar el escándalo, pero los últimos sucesos han resquebrajado la unidad

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