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Leve incidente protocolario en la visita real a Bélgica

Marcello Burattini, jefe de protocolo, eligió a Alexi Argyris, un niño de siete años de edad y de nacionalidad griega, para entregar un ramo de flores a la reina Soria en la puerta de la Comisión Europea, durante la reciente visita de los Reyes a las instituciones europeas. El alto funcionario no sabía que iba a desencadenar una pequeña tempestad, provocada por el vicepresidente de esta institución, Manuel Marín.

, El protocolo había previsto que los Reyes de España, que a mediados de semana visitaron las instituciones europeas en Bruselas y Luxemburgo, fuesen'acogidos por el pequeño Alexi, vestido con el traje folclórico evzone, y la hija mayor de Marín, Paloma, de cuatro años.Pero al vicepresidente español no le pareció bien, según fuentes comunitarias, que una reina española fuese recibida por un niño griego, la nacionalidad de origen de Sofia, y así se lo hizo saber la víspera al presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, al tiempo que retiró a su niña de la ceremonia.

El servicio de protocolo decidió, a pesar de todo, seguir encargando a Alexi, hijo de un matrimonio de funcionarios y cuyo abuelo materno fue gobernador del archipiélago del Dodecaneso en tiempos del rey Pablo, la entrega del ramo de flores, y Marín no dudó en criticar a Burattini por "saber demasiado de diplomacia y nada de política".

"Lo elegimos sin la menor intencionalidad", se defendió ayer Burattini. "Queríamos que unos niños europeos acogiesen a la Reina y cuando surgió Alexi pensamos que no era una mala idea que fuese: griego porque es la nacionafidad de origen de la soberana y su traje folclórico es además más vistoso que los demás".

"En mis conversaciones con el protocolo de la Zarzuela me explicaron", prosiguió, "que la Reina no comía carne: y que al Rey no le gustaban las setas, pero nadie se extrañó de que a los Reyes les esperase en el vestíbulo un niño griego. Ninguno de mis interlocutores me indicó que podía ser una metedura de pata". "Creo que interpretarlo así es desorbitar las cosas".

Marín se negó ayer a aclarar su actitud y recalcó que "lo importante es que la visita salga bien y no se trata de entrar en pequeñas anécdotas".

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