La tristeza y la rabia de los refugiados
RAFAEL FRAGUAS, "El ministro iraní de Exteriores, Alí Akbar Velayati, es pediatra. Conocía perfectamente a Mansur Yaguti, el escritor de cuentos infantiles más famoso de Irán. Incluso en su consulta teheraní tuvo alguno de sus cuentos. Sin embargo, el régimen al que pertenece Velayati ha fusilado a Yaguti, cuyas manos no estaban llenas de sangre, sino de dulzura y de imaginación hacia los niños". Con estas palabras, rubricadas por una lágrima, Laleh, una joven comunista iraní refugiada en España, comenta la visita de Velayati a Madrid.
"Gobierno socialista no recibas a un fascista", rezaba una de las pancartas desplegadas por jóvenes iraníes de la oposición ante la sede del ministerio español de Asuntos Exteriores. Los iraníes se mostraban desconcertados por el viaje oficial de Velayati a España, poco después del anuncio, por parte de Amnistía Internacional, de miles de ejecuciones de presos políticos en Irán, que cifran en más de 10.000.
"Están matando a ancianos como el catedrático de física nuclear Jodat, de 85 años; a mujeres, como a Sojeila Darviss, de 25 años, condenada a dos años de cárcel y ejecutada arbitrariamente hace poco sin defensa alguna; como las diez ahorcadas la semana pasada en Teherán bajo la acusación medieval de adulterio. Han matado a científicos como Ahmad Danesh, el autor del primer trasplante de hígado con éxito en mi país; y pese a ello", dice Laleh con rabia, "Europa le recibe con los brazos abiertos. Algo malo, muy malo está pasando", agrega.
"Ahora anuncian una amnistía (azadi kamel), pero es falsa. Se trata simplemente de un indulto (afv). El que no piensa como ellos es un criminal. Le brindan arrepentirse y le exigen adoptar su idea del Islam. Todo el que se niega es pasado por las armas. Es una pesadilla incesante".
