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Entrevista:EL VIII CONGRESO DE C.D.C.

"Hay quienes ven con ingenuidad el desgaste de los socialistas"

J. ANTICH / J. M. PERDIGÓPregunta. ¿Qué consecuencias extrae del 14-D y del fracaso del modelo de concertación social?

Respuesta. A nuestro entender el 14-D fue fundamentalmente una contestación a un cierto estilo de entender la política. En la huelga jugaron tanto las cuestiones estrictamente laborales como el rechazo a la prepotencia, la arrogancia y la falta de sinceridad social. El Gobierno no ha sabido negociar y ahora está dando una imagen de grupo al que se puede presionar, porque resulta que en un principio no se cede en nada, pero de repente en una concertación se ponen encima de la mesa 300.000 millones de pesetas. El Gobierno tendría que saber que siempre es más barato evitar el conflicto que comprar después la paz social.

P. ¿Cree que la huelga del día 14 tiene que hacer reflexionar también al Gobierno de la Generalitat habida cuenta que Pujol apoya la política económica de Carlos Solchaga?

R. Las magnitudes macroeconómicas de la política del Gobierno son acertadas. Aquí lo que se está cuestionando es la revisión de las pensiones y una mejor cobertura del subsidio de paro. Minoría Catalana había presentado mociones sobre estos dos puntos porque sabíamos que por aquí iba a romperse el equilibrio entre una sociedad en crecimiento y unos sectores sociales que no se aprovechan de ello.

P. ¿A qué atribuye las críticas que surgen en los partidos sobre los militantes que han hecho fortuna? En el PSOE se habla de beautiful people, en Convergència hay afiliados que hablan críticamente de lo que denominan sector de los negocios...

R. La beautiful people es un producto muy exclusivo del socialismo. Ni el Partido Popular la tiene. Yo creo, parafraseando a Raimon Obiols [primer secretario del PSCI, que ha habido una apoteosis barroca del dinero, algo que los socialistas no han sabido resistir. Hoy hacer el dinero muy rápidamente y cuanto más mejor es una cierta apoteosis social. Y los socialistas han caído en esta trampa y se han encontrado cómodos en este mundo. Esto les ha separado radicalmente de su base social y electoral y les costará mucho rectificar.

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P. Ha hablado del PSOE. ¿Qué hay del sector llamado de los negocios de CDC.

R. No existe. Éso son expre siones desafortunadas. Antes había una época en que se hablaba del tema de Banca Catalana, ahora ya no se habla, cosa que me disgusta porque ahora sería un gran momento para hablar de ello, entre otras razones para poder decir que si hay personas que abandonaron la banca para hacer política, también hay muchos políticos que van a la política con un único deseo de salir de ella y hacerse banqueros. Esos son los socialistas.

P. ¿Considera que se hace catastrofismo cuando se alude a los problemas que puede generar la ruptura entre PSOE y UGT.

R. Un problema interno de la familia socialista no puede convertirse en un problema que dramatice toda la sociedad porque, de hecho, si a la concertación nos referimos, no hay ningún país europeo que tenga concertación económica. Y viven bien. Lo que ocurre es que se está rompiendo un modelo de familia. Ésto sí que está amenazado, pero yo diría que ésto es moderno y sensato.

Sin novedad en el PP

P. ¿Cómo incide en la política española de Convergéncia la refundación de Alianza Popular?

R. El tema del Partido Popular me gustaría poder examinarlo con una cierta perspectiva de tiempo. Porque hoy por hoy no deja de extrañarme que en ciertos medios se aplauda al Partido Popular como la alternativa que se esperaba, cuando es la misma que existía en el 86. Es decir, estaban Fraga, Oreja, Rupérez, y Segurado. Hoy por hoy, el PP no es sino otro intento más de cohesionar lo que en repetidas ocasiones ha fracasado.

P. Por lo tanto, no ve en el PP a la futura fuerza centrista que sea el interlocutor válido para CDC en Madrid.

R. Evidentemente no es lo mismo. Es cierto que Marcelino Oreja representa algo cualitativamente distinto, pero está por ver que sea lo dominante. Oreja es un hombre que siempre ha comprendido el hecho autonómico, pero es que está con Martín Villa que es el autor de la LOAPA. Pese a ello, para nosotros tal como se están produciendo las cosas, no dejan de ser positivas. Porque, en primer lugar, se está demostrando que lo que intentamos hacer en 1986 [la operación reformista] y que no funcionó, hoy se echa en falta. Y, segundo, desde una perspectiva de nuestra participación en la política española, estamos viendo cómo unos y otros reclaman nuestra posible futura colaboración.

P. Si las elecciones se anticiparan y el PSOE perdiera la mayoría absoluta ¿Tiene CDC definida su política de alianzas?

R. Quienes quieran nuestra colaboración tienen que comprender que para nosotros hay cinco puntos fundamentales: primero, una cuestión de estilo. Nosotros no podríamos compartir un estilo prepotente, arrogante, distante, de los problemas de la realidad social. Le pediríamos, entre otras cosas, al presidente del Gobierno que pisara más el país, que no se encerrara en la Moncloa. Segundo problema: una reconsideración de la política autonómica. Aquí ya nadie duda de que estamos ante una regresión en este campo. Se han olvidado de la existencia del Estado de las autonomías, les molesta y quieren legislar y actuar y gobernar como si no existieran.

Tercero: nosotros necesitamos una política económica con las mismas bases macroeconómicas actuales, pero que ponga el acento en tres aspectos. La modernización de las infraestructuras (TGV, aeropuertos, carreteras, telefónos, etcétera). Sin ellas no habrá posibilidades de competir en Europa. La adaptación de nuestra legislación fiscal a los términos europeos que nos permitan competir mejor. Y tercer aspecto, la dimensión social de esta acción económica.

Un cuarto punto: Europa. Estamos haciendo' una política de escaparate. No nos estamos comportando como europeos. Los europeos saben defenderse en sus intereses particulares. Ningún país permitiría, por ejemplo, la invasión de los frutos secos que nosotros estamos autorizando. Perdemos, en cambio, muchas de las inversiones posibles de programas europeos porque no presentamos proyectos suficientes.

Y un quinto y último punto: España tiene que ser capaz de incorporar una política de modernidad en el campo de los servicios públicos. Nuestros servicios no funcionarán con mejoras parciales. Hemos de empezar a plantear seriamente si algunos aspectos de privatización podrían ser considerados.

Ausencia de centro

P. Aunque usted ha demostrado que puede llegar a entenderse con casi todo el mundo, ¿de quién se fiaría más?

R. Me preocupa el hecho de que se esté contemplando ingenuamente por parte de algunas Fuerzas no socialistas el previsible descenso del PSOE. Los socialistas bajan porque, entre otras cosas, los comunistas suben. Es decir, puede pasar que las fuerzas no socialistas incrementen su fuerza, pero sin lograr ser una alternativa parlamentaria. Entonces puede pasar que los socialistas digan: miren, señores no socialistas, a mí no me queda más remedio que echarme en brazos de los comunistas, o ustedes dirán. Esto complicaría bastante las cosas.

P. Antes comentaba que se echa en falta la opción de centro que ustedes propusieron en el 86 con el PRD. ¿Qué falló entonces?

R. Nosotros hemos demostrado que el fracaso reformista no ha influido en nuestra vocación de participación en la política española. Aquí han habido muchas razones del fracaso reformista, algunas incluso muy directamente atribuibles a mí mismo. Pero también todos los comentaristas coinciden en señalar que si no fue mi condición catalana, sí que fue mi condición de nacionalista catalán la que influyó decisivamente en el rechazo. Yo pienso que la sociedad española también tendría que hacer una pequeña reflexión y reconocer que hubo precipitación en rechazar algo que ahora se considera necesario y que se hizo sólo por un determinado origen de la oferta. Nosotros hemos aprendido la lección. Lo que no se nos puede pedir ahora, es que Pujol encabece una alternativa. Es que ahora les valoran mucho, nos dicen. Sí, ya hemos vivido esa época en que se nos valoraba mucho. Pero luego esto no se traduce en votos. Por tanto ahora a nosotros nos toca estar ahí, sabiendo que los hechos demuestran que esta alternativa al socialismo que ahora no encabezamos no es posible sin nosotros.

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