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Agustín Domínguez, destituido como secretario general de la Federación Española de Fútbol

Agustín Domínguez fue destituido ayer como secretario general de la Federación Española de Fútbol por su presidente, Ángel María Villar, quien, en principio, no parece tener prisa por designar a su sustituto. Domínguez, que fue fichado por el ex dirigente federativo Pablo Porta en 1978, recibirá una indemnización cercana a los 20 millones de pesetas, dado que le corresponden 45 días de salario por año trabajado. Villar matizó que el caso Domiguez tenía mucho que ver "con la lealtad". Hasta la llegada de Villar a la federación, Domínguez había ejercido casi como de presidente ejecutivo.

La destitución de Domínguez estaba anunciada desde que la candidatura de Villar se hizo oficial. Luego, al tener acceso a la presidencia, el ex jugador internacional del Athlétic de Bilbao nunca enmascaró su intención de prescindir del antiguo secretano general del Real Madrid al que Porta contrató en julio de 1978, inmediatamente después de la muerte del que fue máximo dirigente del club blanco Santiago Bernabéu. Ayer mismo, sólo unas horas antes de que comunicase verbalmente a Domínguez su desvinculación federativa, Villar, en los coIoquios de Efe, respondió que en su caso tenía que ver mucho "la lealtad" cuando se le preguntó que si se trataba tan sólo de política deportiva. A Domínguez, que pactó con Villar que el asunto no trascendiera, le corresponde una indemnización de 45 días de salario por año trabajado, por lo que rondará los 20 millones de pesetas. Sus emoluinentos anuales eran de 12 millones, si bien la mayor parte de, esta cantidad no la costeaba el Estado, sino la federación, con sus ingresos.

Un presidente profesional

Dada la condición de aficionados de los presidentes del fútbol español, Domínguez había acumulado mucho poder durante su permanencia en los despachos de la calle de Alberto Bosch. Porta y, después, José Luis Roca habían delegado en él muchas funciones y, en realidad, se trataba de un presidente ejecutivo. Esta situación estaba llamada a cambiar desde el momento en que Villar advirtió que profesionalizaría la presidencia. El ex centrocampista cobra de la federación unas 390.000 pesetas mensuales netas, además de una cifra indeterminada por los gastos de representación, y se le paga el alquiler de su piso madrileño, que se aproxima a las 100.000 pesetas al mes. Su plena dedicación, pues, le permitirá ahora asumir algunos de los cometidos que desempeñaba Domínguez, mientras que otros se los pasará a varios funcionarios, con independencia de que elija en un futuro inconcreto al nuevo secretario.

Un aspecto por resolver es el de la pertenencia de Domínguez a una comisión de la Unión Europea de Asociaciones de Fútbol (UEFA), la organizadora de los torneos de clubes. De todos modos, Domínguez ya puso este cargo a disposición de Villar días atrás.

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