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Tribuna
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Equilibrio en la cuerda floja

La inhibición de compradores y vendedores ha devuelto la falta de rumbo y la inactividad a los mercados de valores. El conato de mejora del primer día vio pronto agotadas sus posibilidades, justo cuando se hizo patente la ausencia de un volumen de negocio que le diera credibilidad. Y es que el año se ha estrenado con un negocio muy inferior a los mínimos del anterior.A la cauta retirada del papel del primer día ha seguido otra, también prudente, del dinero; y sin apuestas en uno u otro sentido se puede hacer muy poco. Además, la inactividad en la que transcurren los corros y las escasas partidas que se cruzan pueden forzar movimientos descontrolados en el precio de cualquier valor en cuanto aparezca una partida que merezca ese nombre. Se hace: poco, mejor fuera de corro, y ahora esa jornada de tarde que esperaba algún movimiento termina a las cinco de la tarde.

En el ambiente no se vislumbran suficientes motivos de peso para una subida, pero los problemas tampoco son tantos ni tan acuciantes como para forzar un recorte acusado. El temor más inminente -a una subida del precio del dinero- debió quedar saldado ayer, al menos a corto plazo, con la repetición de la subasta de préstamos de regulación monetaria. Sin embargo, los temores del día anterior, tal como quedaron plasmados en el interbancario, pesaron más; un signo de que la incertidumbre vuelve a tomar el timón.

Ahora queda por ver cuánto puede durar la espera sin que los precios se resientan de la peor forma que saben hacerlo; es decir, iniciando uno de esos goteos que los inversores temen más que la tormenta por su capacidad de deterioro de cambios y expectativas.

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