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La Real ganó al Colonia con otro gol de Loinaz

Santiago Segurola

Salió con el pecho inflado, entre el clamor de la hinchada, todo potencia y adrenalina, tan desbordante que parecía congestionado. Le esperaba a Loinaz su destino en el campo: adentrarse en el área, abrirse paso a fuerza de músculo y buscar su suerte en los balones altos, donde su rotundidad causa espanto entre los defensas. Sin embargo, Loinaz se atrevió a traicionar el pronóstico. Mediado el segundo tiempo, Loren entregó un fantástico balón a Mujika, que remató al poste contrario. El cancerbero IlIgner se estiró y repelió el balonazo a duras penas. La pelota cayó dulce a los pies de Loinaz, solo frente a la portería. Loinaz empujó y marcó. Era su cuarto gol en la Copa de la UEFA. El mito crece.La victoria, aunque corta, ofrece motivos para la confianza en las filas donostiarras. La Real no cuajó un partido de altura, pero siempre pareció superior al Colonia, un equipo que jugó con una precaución inusitada, muy contraria al famoso orgullo ofensivo que ha caracterizado al fútbol germano. Sólo el talento del diminuto Hassler provocó el temor en la Real Sociedad. Las deficiencias del Colonia no pasaron inadvertidas a Toshack que, muy ufano, se declaró seguro de eliminar al equipo alemán.

El Colonia apareció en Atocha como un equipo vulnerable,fiel a su historia de inconsistencia. Allí estaban Littbarki Allofs, Kohler y Hassler -todos jugadores reputados- pero la sensación era de debilidad. La defensa estaba equipada con jugadores sin recursos técnicos, como se pudo apreciar en los primeros instantes cuando Iturrino les desbordó con sus acciones.

Pero Iturrino disminuyó sus aportaciones y la suerte de la Real volvió a depender de la dirección de Zamora. Como acostumbra, el veterano interior ofreció detalles de clase, pero encontró muchas dificultades para bordar la madeja. Las dificultades de organización fueron salvadas por Toshack en la segunda parte. Sacó a Loinaz y retrasó a Loren, un jugador que ofrece una magnífica progresión, y la Real retomó el mando. Loren se movió con oficio, como acabó por manifestarse en el formidable pase que generó el gol de Loinaz y provocó el delirio en Atocha.

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