José María García de Paredes
La partitura y el plano, dos artes paralelas
Hoy se inaugura su obra más grande, que le ha costado seis años de su vida: el Auditorio Nacional de Madrid. Su mundo gira en torno a la arquitectura y la música, sobre las que tiene una teoría bastante elaborada. "Mientras un pintor pinta solo un cuadro, el músico y el arquitecto no pueden hacerlo solos y tienen que explicar a otros cómo lo tienen que realizar. Por eso yo digo que la partitura y el plano son artes que se dan la mano". Se podría decir que José María García de Paredes, de 64 años, que mueve orquestalmente las manos, es el arquitecto de la música en nuestro país.
Nació en Sevilla, hace 64 años, en una familia de marinos de guerra. Siguiendo esta tradición, él iba para marino, pero problemas en la vista se lo impidieron. "Entonces me llevé un disgusto enorme, pero ahora no me arrepiento". "Ahora estaría", dice pensativo, "de almirante retirado". Con él se ha iniciado en la familia la tradición arquitectónica, en la que están inmersos un hermano suyo y dos de sus seis hijos.Se podría decir que es un arquitecto de la música. Su temprana afición a la música le llevó a interesarse y a hacer estudios sobre acústica. Ha sido el autor del Auditorio Manuel de Falla, de Granada, inaugurado en 1978 y reconstruido y reinaugurado nueve años más tarde, tras ser destruido por un incendio; del Palau de la Música de Valencia, de un pequeño auditorio en Cuenca y de otro en Murcia, este, último todavía en proyecto.
Todo esto se acrecentó tras su boda con Isabel de Falla, sobrina del gran músico Manuel de Falla.
García de Paredes dice que a un auditorio no se le puede exigir sólo que tenga buena acústica. "Es lo mismo que decir que el edificio no se caiga", defiende con obviedad, mientras explica la teoría de la arquitectura defendida por el italiano Ludovico Quaroni. "Todo proyecto arquitectónico tiene dos aspectos distintos: uno de operaciones racionales, que son las más fáciles y se resuelven con matemáticas. Son aquellas que consiguen que un edificio no se caiga y que, en definitiva, sirva para el uso para el que fue concebido. Las otras son las llamadas operaciones irracionales, que no tienen explicación y que son las distintas ideas de los arquitectos para resolver el mismo fin".
Su obra, desde que empezó a ejercer la arquitectura hace 38 años, no ha sufrido grandes variaciones. "Aunque parezca presuntuoso, no me arrepiento de ninguna de mis obras. En la línea que he seguido no hay altibajos. Creo que en toda mi obra prima la coherencia, sin olvidar la evolución que ha seguido" García de Paredes es un arquitecto preocupado por la responsabilidad que conlleva el que los edificios sean museos permanentes. "Tenemos que asumir que nuestras obras las disfrutan o las sufren las personas, sin tener posibilidad de evitarlas".
Sorprende sobremanera la capacidad de este hombre para transformarse y disfrutar plácidamente de una conversación, con purito incluido, en medio de una marabunta de obreros, andamios y nervios, ante la inminencia de la inauguración. "Si el capitán del barco se pone nervioso, la tripulación se desmoraliza".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.