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LAS VENTAS

Casta mala

El ganado de mala casta que dispone la empresa para los festejos veraniegos, donde parece que toreros, público, plaza, fiesta, le traen sin cuidado: eso salió ayer en Las Ventas, una vez más. Como si hubiera comprado de saldo los novillotes, ningún juego dieron: del orden de los amoruchados, se paraban en los engaños. Sólo tenían fachada, suficiente en esas corridas que dan por ahí. Hábil empresa, para su peculio, mientras fiesta, plaza, público, toreros, se los pone por montera. Porque puede, también es cierto, pues la Comunidad -propietaria del coso-, en lugar de tomar cartas en el asunto y exigir una gestión seria, le prorroga la contrata, sirviéndole en bandeja los adecuados instrumentos para que ejerza un dominio despótico sobre la fiesta.Afición fiel, coso de máxima categoría, espectáculo en alza, toreros con valor e ilusiones, sucumbían ayer, de nuevo, a la mezquindad de quien mangonea el cotarro, y así resultó la novillada: desesperante y sórdida. Manolo y Fernández Meca en sus dos novillos, Víctor Manuel Blázquez en el último, porfiaron unas embestidas imposibles. El primer novillo, jabonero careto, hasta parecía toreado. Manolo se enfrentó al género con valor, serenidad y buen oficio. Fernández Meca estuvo pundonoroso y no pudo evitar que le desarmaran los hachazos del quinto. El sexto acudió a los primeros cites de largo que le hacía Blázquez, pero enseguida se puso a regatear, igual que todos.

Bayones / Manolo, F

Meca, BlázquezCinco novillos de Los Bayones, grandes, descastados; 32, sobrero de Branco Nuncio, serio, manso. Manolo: media perpendicular (silencio); media ladeada (silencio). Fernández Meca: estocada corta tendida baja y descabello (silencio); estocada atravesada y tres descabellos (silencio). Víctor Manuel Blázquez: pinchazo y otro hondo atravesado muy bajo (escasa petición y vuelta); estocada corta muy baja (palmas). Plaza de Las Ventas, 11 de septiembre.

El tercero volvió al corral, por cojo, y el sobrero, aunque manso, ya parecía toro de lidia; por lo menos embestía. Blázquez le corrió la mano en redondos, enceló al natural su escasa fijeza, cuajó una faena animosa y torera. Compactos grupos de partidarios exteriorizaban ruidosamente su blazquismo, y le aclamaron, le arrojaron flores, le pidieron la oreja. Demasiado, la oreja, con lo mal que mató, en la modalidad del bajonazo. El titular de la causa estuvo bien en conjunto, inspirado en quites por chicuelinas, desigual en banderillas, que unas veces prendía reuniendo, otras sin reunir, y otras, sencillamente, sin prender. En realidad, los tres espadas estuvieron bien. Demasiado, para la mala casta del saldo que les echaron.

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