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Un juez, en prisión

El juez Joaquín García Lavernia ingresó el pasado día 15 en la prision Lérida 2. Permanece internado en el departamento de ingresos como medida de protección, sometido al régimen ordinario, aunque aislado del resto de internos.Manuel Revuelta, director de la citada cárcel, explica que el magistrado se encuentra en perfectas condiciones de salud y anímicamente muy entero, aunque reconoce que los Primeros días en prisión supusieron para el interno un fuerte impacto emocional. "Ahora ya se ha mentalizado de que tiene que vivir en esta situación y está dispuesto a aceptar el régimen disciplinario del centro", añade Revuelta.

El departamento de ingresos es una dependencia que está aislada de los tres módulos existentes en Lérida 2. En él pasan los primeros días los presos destinados a este penal.

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El pasado turbulento de un magistrado

Joaquín García Lavernia comparte esta estancia con Juan De la Cruz Magri Barrera, condenado a tres años de prisión por la misma causa.

En una entrevista personal con el director de la prisión, el juez manifestó su deseo de acogerse lo más pronto posible a los beneficios de la redención de penas por el trabajo. La dirección de Lérida 2 estudia qué tipo de encargos se le pueden asignar al ilustre preso.

Descartadas las tareas de tipo mecánico, por razones de edad, el responsable de la prisión vería con buenos ojos que García Lavernia pudiera incorporarse a labores docentes como profesor de los internos que actualmente están matriculados en Derecho en la Universad Nacional de Educación a Distancia (UNED). "Cuando hablé con él me dijo que estaba muy interesado en participar en las actividades del centro con el fin de cumplir antes la condena", señala Manuel Revuelta.

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El juez gozará durante su estancia en Lérida 2 de medidas especiales de protección encaminadas a garantizar la seguridad e integridad personal del interno. Revuelta considera que el hecho de ocupar celda en el departamento de ingresos ya constituye una protección.

Durante su primera semana en prisión, García Lavernia ha sido tratado, según Revuelta, como un preso más. Su vida diaria transcurre sin privilegios de ningún tipo. Su celda es como la del resto, salvo que tiene un aparato de televisión.

García Lavernia reparte su tiempo entre la lectura y la práctica de algún deporte, ya que de momento no le han sido asignadas las actividades programadas por el centro. Se levanta a las 8 de la mañana y termina la jornada a las 21.30 horas.

García Lavernia ha solicitado una serie de libros relacionados con las leyes penitenciarias y las normas de régimen interno. Ha recibido algunas visitas de familiares y amigos. Entre las personas que le han visitado figura el juez de vigilancia penitenciaria de Lérida, Rodrigo Pita, a quien manifestó su voluntad de no ser trasladado a ningún otro centro de cumplimiento. Rodrigo Pita ha cursado instrucciones para que se habilite dentro de la prisión una sección especial para el juez.

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