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Zezinho

Un mozambiqueño en el mercado de la moda española

Amelia Castilla

Zezinho aprendió a coser con su madre cuando era un niño. Entonces vivía con su familia en Maputo (Mozambique), la ciudad donde nació hace 29 años. Recién cumplidos los 18 se vino a Madrid y ahora empieza a ser conocido en el mundo de la moda como diseñador. Bajo su firma se fabrican unas 6.000 prendas por año, y su ropa se vende lo mismo en Madrid que en Tenerife, Lisboa o Berlín. Sus diseños van dirigidos exclusivamente a la mujer que "quiere sentirse sexy y cómoda a la vez", asegura el diseñador.

Cuando sacaba malas notas o hacía una travesura, su madre le obligaba a sentarse a su lado junto a la máquina de coser. Como castigo le ponía a hilvanar la ropa que luego vendían en una de las pocas tiendas que entonces funcionaban en la capital mozambiqueña. Zezinho, como otros diseñadores, también tiene una madre que fue modista. En esa época nada le hacía suponer que la pesadilla de su infancia se convertiría en el futuro en su medio de vida.Antes de inclinarse por los trapos hizo la carrera de Educación Física en Lisboa (Portugal). Cuando acabó los estudios hizo un viaje a Madrid y se quedó los 11 años siguientes. Entonces compartía piso con otra gente y sacaba algo de dinero con las pajaritas que le vendía al fallecido Enrique P. y del que guarda un recuerdo excelente. "Enrique P. fue la persona que más me animó a iniciarme en el mundo de la moda", dice Zezinho. A las pajaritas le siguieron accesorios y bañadores que vendía en la misma tienda de moda en la que trabajaba como dependiente.

Sus primeros diseños fueron vestidos "de formas geométricas en los que mezclaba el ante y la piel". Ahora realiza cuatro colecciones al año en tela y en punto y factura más de 18 millones de pesetas por temporada. El próximo mes de septiembre celebrará su primer desfile, y para entonces ya habrá instalado su estudio en el corazón del barrio de Salamanca. Tras la prueba de la pasarela empezará a pensar en la necesidad de la mercadotecnia.Trabaja sobre todo el pret-a-porter, pero está empezando también a iniciarse en la alta costura. "Me encanta hacer cosas en exclusiva para la gente; después de conocer a alguien es muy interesante hacerle ropa. La alta costura no es una pieza de museo, es algo vivo", asegurael modista, que acaba de preparar un traje de novia para Carola Becerra, nieta de Carmona, uno de los presidentes de la república de su país.

Zezinho aparenta menos años de los que confiesa, y le ayuda a parecer más joven su cara redonda, como de niño bueno. Lleva el pelo casi rapado por las sienes y levantado en la frente. Por todos los rincones de su casa se encuentran prendas de mujer embutidas en plásticos, y las estanterías están llenas de discos, cintas y películas de vídeo. Habla castellano con algo de acento portugués y asegura que su verdadero nombre es José Acevedo Marques: "Zezinho es un diminutivo cariñoso que significa en portugués lo mismo que aquí, Pepe".

La colección de verano de este joven diseñador la componen casi 2.000 piezas, en su mayor parte ropa superajustada, realizadas en rayón, viscosas y gabardinas de seda. Los colores utilizados no son nada chillones y representan todas las gamas posibles dentro de los tonos tierra. "Se trata de ropa ponible y muy comercial", dice.

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