_
_
_
_
_

El Reino Unido y Portugal plantean objeciones a la forma en que España quiere colaborar con la OTAN

La contribución militar- española a la Alianza Atlántica, cuyos principios básicos obtuvieron recientemente el visto bueno de los aliados, tendrá que superar, para poder concretarse, los escollos de las objeciones del Reino Unido y Portugal, según opinan fuentes diplomáticas asociadas a los primeros escarceos de las conversaciones entre Madrid y la OTAN.

Presentados en una carta del embajador Jaime de Ojeda al secretario general lord Carrington, los principios básicos de la contribución española recibieron la luz verde del Consejo Atlántico en febrero, y la negociación de los seis acuerdos de coordinación militar entre España y la OTAN, que serán completados por otros 50 de rango inferior, se iniciará probablemente antes del verano.Una comisión técnica de la OTAN encabezada por Michael Bell, adjunto de Carrington, estuvo en Madrid a mediados de marzo para estudiar la participación española en el planeamiento de fuerzas, un paso previo a la definición de la contribución.

Lo más dificil será, por un lado, superar el obstáculo gibraltareño, cuyo mando (Gibmed) el Reino Unido pretende que sea prácticamente exclusivo en el Estrecho, mientras España se niega a reconocerlo, pero cuyo desmantelamiento ha dejado de exigir,

En una primera etapa, Madrid no ve inconvenientes en que el mando que ignora siga realizando sus "actividades residuales" dependiendo del cuartel general de las fuerzas aliadas en Europa meridional (Afsouth), situado en Nápoles, pero a más largo plazo desea sustituir de hecho al Gibmed, pues estima que tiene mucho más que ofrecer a sus aliados atlánticos.

"A la hora de obtener protección aérea para un convoy marítimo aliado", reconocía una fuente atlántica afín a los puntos de vista españoles, "es evidente que el conjunto de bases aéreas de Rota, Jerez y Morón puede garantizar mejor su seguridad que los aviones británicos de Gibraltar, aunque acaso combinar ambas posibilidades, sería militarmente la solución ideal, pero España descarta cualquier reparto de competencias con el Gibrned".

Política portuguesa

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Si la, reacción británica a las intenciones de Madrid puede obstaculizar la negociación sobre la contribución española, el problema del Gibmed está al menos identificado, a diferencia del que representa Portugal, donde el Gobierno español terne que se intente utilizar para fines de política interior la negociación entre España y la OTAN.Más aún que los británicos, los portugueses han sido, a través de su primer ministro y del titular de Defensa, los que más han hecho hincapié en que los intereses lusos en la OTAN no pueden estar supeditados a los de España, y, para evitar ese riesgo, la diplomacia de Lisboa tiene la intención de seguir paso a paso las conversaciones entre Madrid y la OTAN.

El Ministerio español de Defensa considera que, lejos de debilitar al Iberlant (el mando de la zona ibero-atlántica ubicado en Lisboa), España sólo puede reforzarlo con más medios, al ser, por ejemplo, el único país de la OTAN que afectará al Atlántico occidental un grupo de combate naval que cuenta con un portaviones.

Pero esa superioridad de medios española, en comparación con los que poseen los por tugueses -insuficientes para hacerse cargo de la zona que les incumbe-, es la que crea rece los en el seno del Gobierno lis boeta, donde se teme que el Iberlant esté más frecuentemente bajo el control operativo de la Armada española que lo contrario.

Aunque no está exenta de problemas, la fórmula de participación española en la OTAN sin integrar su estructura militar conlleva al menos la ventaja, según recalcan otras fuentes, de obviar algunas de las dificultades planteadas en 1982. Hace seis años, Italia estaba preocupada por la posible instalación en España de un mando "rival" al de Nápoles, que Francia tampoco veía con buenos ojos ,por miedo a que pudiese tener competencias sobre sus aguas del Mediterráneo, mientras Turquía y Grecia temían las írnplicaciones sobre el este del Mare Nostrum de cualquier reestructuración de los mandos en el oeste de ese mar.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_