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LA LIDIA: FERIA DE LA MAGDALENA

Interesante corrida de Palha

La segunda corrida de la feria castellonense de la Magdalena había levantado expectación, pues no en vano el hierro portugués de Palha goza de antiguo prestigio en este coso centenario, y la verdad es que el público no salió defraudado. Desde luego, no se han visto aquellos toros que desde el albero imponían general respeto, pero todos ellos han plantado cara, han entrado dos y tres veces al caballo, y, en numerosos instantes de la lidia, se han adueñado del redondel sembrando el desconcierto.La mejor muestra vino a la hora de ejecutar -es un decir- los tercios de banderillas: todos los ejemplares de Palha impusieron su ley y bastante hicieron la mayor parte de los subalternos clavando de refilón y a una mano.

Palha / Domínguez, Oliva, Sandín

Toros de Palha, con seriedad y problemas. Roberto Domínguez: estocada atravesada (silencio); estocada (oreja). Emilio Oliva: dos pinchazos (vuelta); pinchazo y media estocada (silencio). Lucio Sandín: cinco pinchazos (pitos); pinchazo, estocada y descabello (petición y vuelta). Plaza de Castellón, 7 de marzo. Segunda corrida de feria.

Habituados como estamos a ver rodar por el suelo a los cornúpetas al menor soplido, cabe felicitarse cuando contemplamos los esfuerzos para dominar a toros con cara y fuerza.

Sensación de peligro

Por desgracia, tampoco los espadas se hallan acostumbrados. Si hubo desorden a lo largo de la tarde, obedeció a la sensación de peligro que hoy transmitía la corrida.La labor más meritoria corrió a cargo de Roberto Domínguez, en su segundo enemigo, que, de salida, asomó dos veces los pitones por encima de tablas y acabó entrando en el callejón aparatosamente. El vallisoletano, que no quiere perder el sitio del pasado otoño, no se dejó amilanar; se dobló muy bien en los inicios y, porfiando, arrancó con temple dos artísticas series de derechazos. Culminó con una espléndida estocada, que le valió la oreja. Fue el triunfador de la tarde. En el que abrió plaza no logró cuajar faena pues el animal se quedó parado.

No tuvo suerte con su lote Emilio Oliva, nuevo, como Domínguez, en esta plaza. En su primero, porque desarrollaba sentido conforme avanzó la lidia; en el quinto, porque el toro se defendía y Oliva aburrió al respeta ble. Quede constancia de una larga en los medios con que saludó a este último.

Lucio Sandín recetó una faena de aliño al tercero, y falló estrepitosamente con el acero. En el que cerró la corrida, se adorné con pases variados, que se agradecieron, pero de nuevo su torpeza en el momento supremo le privó de un trofeo que tenía al alcance.

Aunque algunos no lo mere cieron, todos los animales fueron aplaudidos en el arrastre, en particular primero y cuarto.

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