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Nuria Espert: "Dirigir provoca una gran inseguridad"

La actriz se convierte en una gran directora de escena internacional

Por paradójico que parezca, la actriz Nuria Espert se ha convertido en la directora de escena española con mayor proyección internacional. Tras sus estrenos la pasada temporada teatral británica de la ópera de Puccini Madame Butterfly en el teatro de la ópera de Glasgow -cuyo montaje ha sido adquirido para estrenarse en el Covent Garden, de Londres- y de La casa de Bernarda Alba, de García Lorca, con un reparto encabezado por las actrices Glenda Jackson y Joan Plowrigth, en el teatro Hammersmith, de Londres, la actriz directora ha aceptado varias espectaculares ofertas. Nuria Espert declara vivir por primera vez en su piel, y no como observadora, "la gran inseguridad que provoca dirigir un espectáculo".

Los compromisos asumidos por Nuria Espert la convertirán en directora de Electra, de Strauss, para la ópera de Bruselas; La casa de Bernarda Alba, para el Kameri, de Tel Aviv, así como para un prestigioso teatro japonés; Rigoletto, de Verdi, para el Covent Garden, de Londres, y La Celestina, con Joan Plowrigth al frente del reparto.Horas antes de salir hacia Tel Aviv, donde acude para realizar la selección de actrices que intervendrán en La casa de Bernarda Alba, que montará con el Teatro Nacional Kameri, afirma que es muy posible que hasta esa misma mañana no hubiera sentido que el "cuerpo" le pidiera ser directora de escena: "Hace un año, cuando acepté dirigir mis dos primeros montajes, fui al Reino Unido sin saber si estaba cometiendo un error o dando un gran paso. La inseguridad me invadió, estaba llena de temores, fue un trauma tremendo y dudaba sobre los resultados y lo que significaría dentro de mi carrera. Al principio estaba atemorizada y con un gran desconcierto."

Espert además de recibir como actriz la mayoría de los premios teatrales existentes en España y 15 premios internacionales, como directora de escena recibió, por su trabajo en La casa de Bernarda Alba, el Premio Standard de teatro. Ella no duda que lo que más ha influido es este galardón otorgado por su dirección de La casa de Bernarda de Alba. "Está muy prestigiado internacionalmente y yo creo que eso ha abierto todas las puertas".

Sufrir y gozar

Si como actriz su sello sobre la escena era y es inconfundible, como directora no se encuentra en posesión de alguna característica propia: "Las dos primeras experiencias han sido con técnicas y resultados muy distintos, y espero que siempre sean diferentes, no querría marcar los montajes con lo que podría llamarse mi estilo. Bernarda era un trabajo minucioso, de orfebrería, de trazo muy fino, y Butterfly era como una gran pincelada de color de trazo firme y rápido. No tengo aún un estilo propio, pero tengo la alegría de saber que después de haber recibido tanto de todos mis directores no me parezco a ninguno de ellos".La barrera que como actriz encontraba al tener que interpretar en español fuera de nuestro país no la sufre como directora: "Puedo expresar mi trabajo y que éste sea entendido en su totalidad".

Como actriz ha tenido que bregar con infinidad de directores teatrales y sufrir y gozar sus diferentes caracteres. "Trato de crear una relación humana muy fuerte, porque a mí me ha funcionado bien con mis directores, que vaya más allá de la pura cordialidad. Son muchas horas extras, pero compensa esa relación de afecto que además permite luego ser más firme a la hora de la dureza. De todas formas no disocio las actitudes humanas de las profesionales, y el acercarme a la gente por la vía del afecto es algo que me lo pide mi naturaleza, no es un cálculo premeditado".

La actriz confirma de esta forma que trata de ser la directora que le hubiera gustado tener "y que he tenido", añade. Para Nuria Espert, cada director es un mundo distinto, aunque cree que todos presentan algo en común: la inseguridad. "Cada uno la expresa de una manera. Unos bebiendo, otros gritando, otros escondiéndose. Pero el trabajo del director provoca una gran inseguridad, y ésta es mayor cuantos mejores materiales tienes, porque conoces la obligación de usar aquello al máximo".

Golpe de suerte

Como directora se define como una clásica, "o al menos aparentemente". "Existió la etapa de querer sorprender", comenta Nuria Espert, "hace 15 años, con Víctor García, en la que todo suponía un gran rompimiento con los modos y usos empleados hasta entonces. Ahora me planteo una vuelta al clasicismo, cuyo secreto estribaría en recuperar términos viejos y en desuso y emplearlos en un concepto nuevo, dentro de un nuevo clasicismo".La satisfacciones que recibe como directora son, para Nuria Espert, muy diferentes a las que recibe como actriz: "Cuando la obra que he dirigido se estrena siento un gran relax, y eso nunca me había pasado como actriz. La gran inseguridad como directora es más efímera, pero mucho más intensa. Yo no hubiera podido actuar nunca con esa gran tensión que tengo en los primeros ensayos que dirijo".

El que Nuria Espert acepte estos múltiples compromisos la lleva a renunciar a su trayectoria como actriz, aunque opina que en el terreno de su vida privada la favorece porque tiene más tiempo para pensar y estar tranquila en su casa de Alcocebre (Castellón) con su marido, el también director de escena Armando Moreno. Allí ha estado preparando durante medio año parte del trabajo de Electra y La Celestina.

Los mecanismos puestos en marcha para que la Espert se embarque en esta nueva aventura no son otros que los que el éxito pone en funcionamiento: "El éxito ha hecho funcionar una de sus muchas ruedas, que a veces es una trampa y otras catapultas, te pueden destruir o proyectar". "Pero estaría loca si digo que no", reflexiona, "porque son las mejores ofertas que se pueden tener en el campo internacional. Lo que de verdad me mueve a aceptar es esa ilusión que sólo se puede tener al inicio de una carrera".

El que sea una actriz la persona española con mayor proyección internacional como directora de escena la propia Nuria Espert lo encuentra absurdo: "Lo encuentro injusto, de alguna forma, porque aquí hay dos o tres directores con una gran talla internacional, y que sea yo la primera a la que le pasa esto es en parte absurdo, es un golpe de suerte que he tenido, al margen del talento que como directora pueda tener, a lo que hay que añadir que esto ha aparecido en un momento en el que yo me sentía gastada como actriz".

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