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Un coche bomba estalla en la capital de Sri Lanka y causa más de 30 muertos

Al menos 30 personas -50, según algunas fuentes- resultaron muertas y más del doble heridas por la explosión de un coche bomba estacionado junto a una comisaría del centro de Colombo, la capital de Sri Lanka (antiguo Ceilán). Cuatro autobuses y numerosos coches fueron destruidos por la explosión, que se escuchó en varios kilómetros a la redonda y ocurrió a las 17.30, hora punta de salida del trabajo, en medio de una intensa lluvia.

ENVIADO ESPECIAL, El atentado, no reivindicado a última hora de la tarde, se produjo la víspera del debate que abre hoy el Parlamento de Sri Lanka sobre el acuerdo de paz firmado con la India por el presidente, Junius Richard Jayewardene.Como consecuencia de este pacto, al que se oponen la mayoría de los cingaleses, sea cual fuere su etnia o credo político, hay ahora 20.000 soldados indios en Sri Lanka, combatiendo a los Tigres de Liberación de Tamil Eelam, la guerrilla de la minoría tamil que lucha por un Estado independiente en el norte y el oriente de esta isla del océano Indico.

El estallido que sacudió el centro de Colombo -las primeras estimaciones hablan de 50 kilos de explosivos- ocurrió cuando anochecía y en medio de la lluvia tropical traída por el monzón que acaba de comenzar.

Los cadáveres de algunas de las víctimas de la bomba permanecían entre los restos de los autobuses y automóviles que ardían, ante una multitud aterrorizada.

Las calles céntricas de la ciudad comenzaron a despoblarse de inmediato y la habitualmente nutrida presencia de vigilantes armados en todo tipo de negocios se hizo masiva.

Hoteles y establecimientos importantes cerraron sus puertas. Patrullas policiales y paramilitares armadas con fusiles ametralladores se adueñaron de esta ciudad de 600.000 habitantes.

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El Gobierno, previendo disturbios en los próximos días, había decretado el sábado alerta roja para todas las fuerzas de seguridad de la isla, especialmente en Colombo y las ciudades importantes.

La explosión de ayer recuerda por el procedimiento a otra que a mediados de abril pasado mató, también en Colombo, a más de 100 personas.

Un nutrido grupo de miembros de la fuerza aérea que jugaba al cricket en un campo militar de recreo no lejano al lugar del atentado interrumpió momentáneamente su partido al escuchar el estruendo, para reanudarlo minutos después. La explicación a este tipo de hechos hay que buscarla en la descomposición político-social que vive la antigua Ceilán, hasta hace muy pocos años paraíso del turismo exótico.

La televisión abrió su informativo nocturno, tres horas después de la explosión, con la noticia de que el grupo parlamentario del partido gobernante (Unidad Nacional) ha aprobado por aclamación el proyecto de ley que hoy comenzará a ser discutido en Colombo. Media docena más de noticias irrelevantes antecedieron a los 15 segundos de información sobre la carnicería ocurrida en la capital de la nación.

Sri Lanka, regida por un presidente de 82 años con plenos poderes, vive una guerra en toda regla que libra desde hace un mes en su suelo el ejército indio contra los independentistas tamiles, después de que durante cuatro años las fuerzas armadas cingalesas fueran incapaces de contener los avances de los Tigres de Liberación de la Eelam (patria) Tamil.

Las tropas indias llegaron inicialmente como una fuerza de paz, a garantizar el fin de las hostilidades entre cingaleses (budistas) y tamiles (hindúes).

Extrema izquierda

Por añadidura, y a raíz del acuerdo firmado el 29 de julio pasado entre Jayewardene y el primer ministro indio, Rajiv Gandhi, por el que la potencia vecina ha desembarcado su ejército en la isla de las especias, ha resurgido un movimiento de extrema izquierda que se creía sepultado, el Frente de Liberación Popular (JVP) en siglas cingalesas.El brazo armado de este grupo prohibido, que se autoproclama marxista y opera fundamentalmente en el sur del país, ha matado a 40 personas en los últimos tres meses, en su propia campaña de terror.

Las víctimas preferidas del Frente de Liberación Popular, que combina populismo de izquierdas con un fuerte sentimiento étnico cingalés, son funcionarios, policías e incluso parlamentarlos.

Al JVP (Janatha Vimukthi Peramuna) se atribuye la bomba dirigida contra Jayewardene el 18 de agosto, que mató en el Parlamento a dos diputados e hirió gravemente al ministro de Seguridad Nacional.

El presidente Jayewardene, al que quedan casi dos años de mandato, planea elecciones generales para finales de 1988. En el imparable tobogán de violencia que vive Sri Lanka, entre una fuerza extranjera que combate en un tercio del país y un renacido terrorismo urbano, semejantes cálculos suenan, cuando menos, irreales.

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