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Coloquio frustrado

"Es todo muy aburrido... yo no me creo nada... el arte es una mierda... estoy harto de artistas, diseñadores, arquitectos; qué aburrimiento... pero yo no quiero ser un maldito ni lo soy... hay pintores que tienen salida y otros que no... yo estoy en el ranking... hoy en día, lo importante para un pintor es estar en el ranking... no tengo nada más que decir...".Ésta es la transcripción literal de la intervención del pintor mallorquín Ferrán García Sevilla en una mesa redonda sobre la Documenta 8 de Kassel, celebrada el pasado martes, 3 de noviembre, en la sala barcelonesa Metrònom, dentro de un ciclo de actos sobre el certamen alemán, Organizado por el Instituto Alemán y la nueva Fundación Caixa de Catalunya.

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La Documenta de Kassel y las dudas de los artistas a finales de los ochenta

En el coloquio participaron, entre otros el, director de Documenta, Manfred Schneckenburger y tres de los cuatro creadores españoles presentes en Kassel: el diseñador Javier Mariscal, la escultora Susana Solano y el citado García Sevilla, con la ausencia del arquitecto Oscar Tusquets.

Aparte de la actitud de García Sevilla -quien, pese a haber aceptado participar en la mesa, se negó a decir más que lo transcrito- el coloquio fue una oportunidad desaprovechada para que las 600 personas asistentes (en su mayoría estudiantes de arte y jóvenes creadores) despejaran sus dudas sobre Documenta 8.

El coleccionista e impulsor de Metrònom, Rafael Tous, y los críticos de arte José Corredor-Matheos y Marie-Claire Uberquoi se quejaron de los criterios de seleccióti de artistas,del excesivo germano-centrismo y de la ambigüedad de la presente edición de Documenta. Sichrieckenburger trató de objetivar la selección, señaló que Documenta no es la única responsable del momento de duda que vive el arte contemporáneo y negó que el certamen sea llocalista. Mariscal y Susana Solano se limitaron a explicar sus experiencias personales en la Documenta 8 y el diseñadora puntó que en la desorganización de los preparativos de Kassel y en las presiones que recibían los organizadores constató que "contra, lo que yo siempre había creído, es decir, que los alemanes eran superorganizados, vi que en Kassel también cuecen habas".

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