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Tribuna:LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA
Tribuna
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Negarse a cumplir el servicio militar en Europa

Cuando en diciembre de 1984 salió publicada en el BOE la ley de Objeción de Conciencia al Servicio Militar se ponía, fin a una situación de provisionalidad que partía de la orden interna del Ministerio de Defensa dictada por Manuel Gutiérrez Mellado en noviembre de 1977, mediante la cual se concedía "incorporación aplazada" a los que se negaban a cumplir el servicio militar.Así pues, desde hace tres años nos podemos equiparar, con matices, a un gran número de países que contemplan la objeción de conciencia como un derecho (aunque sea a costa de cruzar un mar de dificultades y trabas).

Posteriormente, y precisamente este año, tanto el Comité de Ministros del Consejo de Europa (recomendación R 878 del 9 de abril de 1987) como la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (5 de marzo de 1987) tomaban postura sobre el tema. Atrás queda la Resolución Macciochi, adoptada por el Parlamento Europeo el 7 de febrero de 1983.

Todos estos documentos se expresan en un sentido idéntico: "Que la objeción de conciencia al servicio militar sea declarado como un ejercicio legítimo del derecho a la libertad de pensamiento, la conciencia y la religión reconocido en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos".

Incluso la Resolución Macciochi va más lejos y detalla aspectos como que "la duración del servicio alternativo prestado en el marco de una administración u organización no debería exceder el período del servicio militar, incluyendo los ejercicios militares organizados después" (artículo 5 de la resolución del 7 de febrero de 1983).

Pues bien: el pasado mes de agosto tuvo lugar en Barchem (Holanda) un encuentro internacional de objetores europeos. Lo que no quiere decir que hubiera gente de toda Europa. Hay países donde a los jóvenes no se les hace pasar por esa experiencia de esclavitud delimitada que se llama servicio militar obligatorio (Reino Unido, Irlanda, Islandia ... ). Y también nos encontramos con países con una represión extremada contra todo lo que representa la objeción de conciencia y que deja sin oportunidad cualquier intento de organización de objetores. Esto ocurre principalmente en algunos países del Este, pero también en lugares como Turquía o Suiza, sin ir más lejos.

Las circunstancias locales pueden ayudar a entender el elevado militarismo que sufren muchos de estos países. Y las consecuencias lo confirman: Michalis Maragakis, objetor griego, fue condenado el 25 de junio a cuatro años de prisión. Spiros Psichas, compañero suyo y que asistió al encuentro y definió a su país como en un estado de guerra no declarado con Turquía, sigue sus pasos y cualquier día puede ser encerrado.

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Situación en el Este

Así podríamos continuar dando detalles de los informes de los delegados de Yugoslavia y Polonia que asistieron a Barchem y que nos pusieron al día de la situación en los países del Este. A excepción del caso de la República Democrática Alemana, en ningún otro país está reconocido legalmente el derecho a la objeción, aunque hay muchos casos donde están previstos trabajos alternativos sin utilizar armamento, fuera o dentro del Ejército, para los que aleguen motivos de conciencia para cumplir el servicio militar. Normalmente sólo se aceptan argumentos de e tipo religioso, con lo que las explicaciones políticas están de más.

Pero a pesar del mayor o meanor grado de permisibilidad, su a situación se encuentra muy lejos e de la de los países occidentales, e donde la legislación se remonta en algunos casos al final de la I Guerra Mundial.

La representación mayoritaria en el encuentro correspondía precisamente a estos últimos países, en los que, a pesar de ser la objeción un derecho reconocido, en ninguno se ciñen a las recomendaciones del Parlamento Europeo, como la del artículo 5, que se cita más arriba.

Como consecuencia de esto, por el carácter punitivo de las leyes de objeción de conciencia, cada vez son más los objetores que se niegan a cumplir los servicios sustitutorios. Con lo que se inician juicios y se encierra a los llamados insumisos. Ejemplos como el de Francia, donde en estos momentos hay 500 afectados por negarse a cumplir el servicio civil; o el de Noruega, donde se cumplen penas de 16 meses por este motivo, son un botón de muestra de la situación en los países donde se acepta la negativa a cumplir el servicio militar mientras no se cuestione el elemento fundamental: el derecho por parte del Estado de disponer de sus ciudadanos en la forma y manera que considere más oportuna, el llamado reclutamiento obligatorio. Precisamente el objetivo contra el que luchamos todas las organizaciones de objetores y antimilitaristas que nos encontramos en Holanda.

Los miembros del Movimiento de Objeción de Conciencia e (MOC) de Cataluña y del País Vasco que asistimos pudimos comprobar el notable interés que despierta nuestra situación: una ley paralizada y pendiente de un recurso ante el Tribunal Constitucional y el 95% de objetores a que formalmente se niegan a cumplir el servicio civil que intentan imponernos es una situación única que nunca se había dado antes en otros países y que puede abrir unas expectativas de lucha en contra del reclutamiento obligatorio y elevar el número de insumisos en toda Europa.

De momento estamos esperando que tanto el Tribunal Constitucional como el Gobierno clarifiquen la situación y pongan en marcha (o lo intenten) los servicios civiles. Pero, por favor, que se den prisa, que a algunos nos va a coger la edad de jubilación militar.

Josep Maria Tegido Mallart es miembro del Moviment d'Objeccíó de Consciència de Cataluña (MOC).

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