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Una vida de éxitos

Uwe Barschel murió ayer en la soledad de una habitación de hotel en Ginebra. Todo hace pensar que el ex presidente del Estado de Schleswig-Holstein se quitó la vida. En cuatro semanas, un escándalo político ha hecho de este hombre ambicioso y de fulgurante éxito, brillante promesa de la democracia cristiana alemana occidental, un posible suicida.Doctor en leyes y economía, casado con una aristócrata Von Bismarck, Barschel era ya a los 38, años el presidente más joven de un Estado en la RFA. A los 25 años había sido nombrado vicepresidente del partido en Schleswig-Holstein; a los 27, miembro del Parlamento en Kiel, a los 35, ministro del Interior.

Muy pronto había centrado Barschel su vida en la política. Al ver hundida su carrera ha decidido acabar también con su vida. En Kiel deja a su viuda y tres hijos de corta edad. Aún está por determinar el alcance real de la implicación personal de Barschel en las miserables maniobras que, esto sí está demostrado, partieron de la jefatura del Gobierno de Schleswlg-Holstein. Nadie sabe cuándo y cuánto mintió Barschel.

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Sí está claro, sin embargo, que, fuera el artífice o no de todas y cada una de las maniobras de la guerra sucia electoral, tanto Barschel como sus colaboradores asumieron los intentos de desacreditar y calumniar a los adversarios políticos con una naturalidad que es un grave indicio de descomposición de la cultura política democrática.El diputado de la minoría danesa Karl Otto Meyer ha definido la situación de este Estado, gobernado desde hace décadas por la CDU, de la siguiente forma: "Aquí creen que el relevo en el poder es una catástrofe, y por eso, para evitar este mal supremo, se recurre a los medios necesarios, sean cuales sean".

El drama personal de Barschel es completo si se recuerda que el pasado 31 de mayo sobrevivió milagrosamente a un accidente aéreo que costó la viola a la tripulación. Según amigos suyos, aquella tragedia había dejado también sus huellas.

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