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Najibulá, con el apoyo de Gorbachov, insiste en la 'reconciliación nacional' afgana

Pilar Bonet

El máximo dirigente afgano, Mohamed Najibulá, quien llegó el domingo a Moscú y se reunió ayer con el líder soviético, Mijail Gorbachov, insistió ayer en su política de reconciliación nacional, pese al aumento del número de bajas entre las tropas soviéticas y las fuerzas gubernamentales afganas registradas en los últimos meses y la mayor capacidad de resistencia de la guerrilla nacionalista.

El líder soviético, Mijail Gorbachov, y Najibulá, cuyo viaje no había sido anunciado previamente, expresaron satisfacción por las relaciones entre ambos países, según un comunicado acerca del encuentro leído anoche por la televisión soviética.Gorbachov expresó su apoyo a la "política de reconciliación" emprendida por el régimen de Kabul y señaló que nadie ha propuesto una "alternativa" válida a esta política. El dirigente soviético reiteró su posición favorable a un Afganistán "independiente, soberano y neutral", con independencia de su forma de Gobierno, y aludió a nuevas medidas "normalizadoras" que no fueron especificadas.

Najibulá anunció una prolongación del alto el fuego vigente desde enero de este año hasta el 15 de enero de 1988, pidió colaboración a Irán y Pakistán, se pronunció por un rápido fin de las conversaciones de Ginebra bajo los auspicios de las Naciones Unidas y acusó a Estados Unidos y Reino Unido de haber aumentado su ayuda militar a la resistencia nacionalista.

El texto oficial leído por la televisión que daba cuenta del encuentro entre Gorbachov y Najibulá no hacía ninguna referencia a la ayuda militar y la presencia bélica soviética en Afganistán. Moscú, que intervino militarmente en Afganistán en 1979, tiene unos 115.000 hombres en aquel país, según estimaciones occidentales.

Recientemente, el portavoz oficial Boris Piadishev, reconoció que las bajas de las tropas soviéticas y afganas han aumentado tras la intensificación de los ataques de la guerrilla. Piadishev acusó a EE UU de proporcionar a la resistencia armamento moderno, incluidos los misiles Stinger, que han permitido el derribo de un helicóptero y aviones soviéticos que en el pasado operaban con un mayor margen de seguridad. Piadishev se refirió a las "dificultades adicionales" causadas por la resistencia y afirmó que se toman medidas para poner fin a la "breve superioridad" de la misma. Tales medidas podrían haber sido discutidas en el encuentro entre Najibulá y Gorbachov. La televisión soviética señaló que ambas partes intentan profundizar sus relaciones, especialmente en el terreno económico.

Ofensiva de Nabijulá

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Najibulá, que había visitado Moscú en diciembre pasado, lanzó una gran ofensiva política destinada a atraer a la oposición armada a los proyectos de coalición gubernamentales.Al mismo tiempo, el dirigente ha seguido limpiando las filas de su partido, el Partido Popular Democrático de Afganistán (PDPA), de elementos afines al ex líder Babrak Karmal, tales como Anahita Ratebzad, la única mujer miembro del Politburó. Najibulá se ha sumado también a los tanteos emprendidos por la URSS en relación al exiliado rey Mohaminad Zaid Shah, a quien se ha propuesto incorporarse a un Gobierno de coalición pluripartidista. La negativa de Zaid Shah, al que la última enciclopedia soviética (1970) describía como un amigo de la URSS, ha cerrado la puerta a un hipotético restablecimiento del estado de cosas existente antes del golpe de Estado de Mohammed Daud, en 1973.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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