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Reportaje:

Juan Mariné

Un inventor en un 'hospital de películas'

Juan Mariné está cerca de las cámaras desde los 14 años y como director de fotografía ha realizado 160 películas, pero su pasión por el cine se ha desarrollado en los últimos 20 años en un cuarto de las alfombras y en otros pocos metros cuadrados robados a un pasillo, con una puerta procedente de un decorado. Un lugar para investigar un nuevo tipo de formato de rodaje o una positivadora óptica para inventar artilugios capaces de recuperar las viejas películas del cine español. El caso más espectacular es la nueva copia de La aldea maldita, de Florián Rey (1929), pero durante el año pasado han recorrido las mesas del hospital 193.000 metros de celuloide en malas condiciones, con peligro de pérdida definitiva.

El centro de investigaciones donde se recupera la historia del cine español ocupa unas pequeñas habitaciones del edificio de los fondos fílmicos de la Filmoteca Española en Madrid. Juan Mariné, natural de Barcelona, de 65 años, se jubiló en diciembre pasado de la Filmoteca Española, donde en los últimos tres años ha montado y diseñado un plan para devolver a la vida las viejas películas españolas. Ahora vuelve a sus investigaciones privadas, al otro lado del pasillo, en un espacio que es la única contribución oficial a su trabajo."Me gusta demasiado el cine". Es la única explicación, casi una excusa, que ofrece Juan Mariné para resumir su investigación en solitario. Todo lo aprendió de los libros de física, de fotografía, de óptica, a partir de su experiencia como director de fotografía, con la intención de obtener los mejores resultados, lo más cerca posible a la realidad. Ha recorrido desde objetivos anamórficos hechos con cristales de gafas hasta el montaje de la actual tercera positivadora óptica, que tiene una gran calidad de definición.

Durante su estancia en la Filmoteca Española ha desarrollado una máquina de lavar por donde han pasado 192.958 metros de celuloide entre octubre de 1985 y diciembre de 1986. Las viejas películas españolas llegan a este hospital cuando otros laboratorios consideran imposible su recuperación. Las enfermedades más habituales, además de rayados y cortes, son los cultivos que afectan a la emulsión. "Casi todo lo que ha venido se ha salvado". Las recuperaciones más notables han sido La aldea maldita y el ciclo de películas de la guerra civil.

Mariné empezó como auxiliar de cámara a los 14 años y reportero de guerra en Barcelona para Laia Film. Tras la guerra se instala en Madrid. Como director de fotografía ha intervenido en 160 películas (muchas de ellas con Cifesa, Suevia y Pedro Masó), cuyos rodajes alternaba con las investigaciones.

No tiene nada registrado ni ha publicado sus logros técnicos, aunque la industria privada sigue atenta a un nuevo tipo de formato de rodaje, ya que es partidario del secreto de las fórmulas "como la de la Coca Cola". Ha tenido ofertas de multinacionales para investigar con bata en la República Federal de Alemania. En otra ocasión, "un señor de Australia" quería embarcar todos los materiales, con autor incluido.

Otra actividad son los trucos, transparencias y efectos especiales, que realiza por diversión. Cerca de sus aparatos, una tabla de dos metros cuadrados con un sistema de luces fue el cielo estrellado de La noche más hermosa, de Gutiérrez Aragón. "El cine es toda mi vida".

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