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Los hombres de Balañá

La gestión de festejos en la Maestranza, de Sevilla, está encomendada desde hace muchos años por los maestrantes a la empresa Pagés, cuya heredera es la esposa de Diodoro Canorea. Canorea sería, por tanto, el empresario consorte. Pero tampoco lo es de pleno derecho, porque el empresario barcelonés Pedro Balañá le suplió cierta cuantiosa deuda (antes lo había hecho la casa Chopera) y a cambio participa en la organización de la feria de abril y recibe la mayoría de sus beneficios. Los hombres de Balañá, Teodoro Matilla y Antonio Bonéu, se instalan en Sevilla mucho antes de que empiece la feria y no abandonan la ciudad hasta que han líquidado todas las cuentas.Canorea es gestor y portavoz del famoso abono sevillano, pero quien ultima las combinaciones de toros y toreros es Matilla, previa consulta a su jefe supremo, Balañá. Bonéu interviene las finanzas de la feria y su firma es necesaria para efectuar pagos. Ni una peseta entra o sale de caja sin que sea controlada por Bonéu.

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Canorea, lógicamente, tiene determinada influencia en la organización, pero, además de percibir un porcentaje de los beneficios, mantiene el prestigio de la titularidad de empresario de la Maestranza, que le vale para intervenir con ventaja en otros negocios taurinos. Su acuerdo con Paula puede ser beneficioso para ambas partes, pues el torero, revalorizado su cartel en la sensacional actuación que tuvo en el festival celebrado el pasado mes de octubre en Sevilla, necesita el apoderamiento de un taurino influyente, experto y hábil negociador como es Canorea.

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