_
_
_
_
_

Un inestable

Es algo ingenuo, sumamente arrogante y retorcido, y mostró pronto unas inclinaciones al mundo del teatro que deben haber asustado a su padre. Pero no es débil. El príncipe Eduardo tuvo que pasar por baños fríos y un régimen de gran dureza en el colegio de Gordonstown en Escocia y, como su padre y sus hermanos antes que él, cumplió como el mejor.Practicó el rugby en Cambridge, y recibió lo suyo, lo que no le impedía volver al terreno de juego incluso después de haber quedado inconsciente en algún encontronazo. Lo dejó porque los golpes que recibía no eran fruto del azar, sino parte de una campaña de otros estudiantes para "atraparle" por ser quién era.

Su estancia como profesor en el colegio Wanganui, en Nueva Zelanda, fue la mejor introducción posible al magisterio. Sin embargo, lo dejó diciendo: "No pienso que esté hecho para la docencia". En la universidad, entró en el Jesus College de Cambridge, para estudiar Arqueología y Antropología, pero tras un año se pasó a Historia.

Más información
Eduardo de Inglaterra abandona la carrera militar

Sir Terence Beckett, director general de la Confederación de la Industria Británica, organización patronal, pidió al príncipe que no se dedicara a la vida militar y "sentara un ejemplo" para la creación de riqueza ensuciándose las manos en una fábrica. A la vista de lo fácilmente que podría evitarlo, parece poco probable que el príncipe aparezca un día de estos en una cadena de montaje de automóviles.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_