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María Angeles Farga

Dirige la sala de subastas más antigua de España

María Ángeles Farga es, muy probablemente, la única mujer que dirige una sala de subastas en España. Empezó siendo tasadora de joyas en el Monte de Piedad de Madrid y ahora es la dírectora de subastas de esta entidad, la más antigua de España. María Ángeles Farga afirma que a dichas subastas asisten personas de todo tipo y condición: "Existe un público habitual, sobre todo coleccionistas y profesionales de la joyería, y un público nuevo que acude con menos regularidad". Esta madrileña de origen catalán asegura no haber tenido ningún problema en su nuevo puesto por su condición de mujer, aunque reconoce que algunos se han extrañado por no ver a un hombre en un puesto semejante.

Estudió bachillerato en el colegio de Loreto, y cuando iba a comenzar Ciencias Económicas y Empresariales optó por hacer secretariado e idiomas, mientras continuaba estudiando la carrera de piano. Poco tiempo después empezó a trabajar en Giraud, una prestigiosa firma de relojería. "Soy de familia de relojeros, mi pase fue subdirector de Giraud, y mi abuelo fue gerente de la misma casa en Barcelona".En 1966 se casó, tuvo dos hijos y vivió una vida común, alejada de su actividad profesional. En 1979, por circunstancias de la vida, decidió estudiar gemología durante dos años y volver a la nueva actividad.

Una vez finalizado estos estudios comenzó a trabajar en Fernando Durán, y allí permaneció cuatro meses en 1981 hasta que Jesús Yanes la con trató, cuando éste decidió ampliar su tienda en Goya, 27, por que necesitaba personas que conocieran el mundo de las piedras preciosas y de la joyería en general. "El contacto con el público en Yanes fue una enseñanza muy importante para mis trabajos posteriores".

Simultáneamente a su trabajo en Yanes, María Ángeles Farga hizo el curso de especialización del diamante en 1984, en el Instituto Gemológico Español, obteniendo el número uno de su promoción, y preparó la oposición de tasadora del Monte de Piedad, aprobándola con brillantez. Cuando comencé el trabajo de tasadora, en febrero de 1985, mi función consistía en atender al público en la ventanilla. Tomaba la joya, la analizaba y hacía una valoración instantánea del objeto que iban a empeñar para obtener un préstamo Una vez hecho esto, el cliente pasaba a la caja y allí le entregaban el 70% del valor de tasación de la joya".

Así estuvo algo más de un año, y en marzo de 1986, el jefe del Monte de Piedad de Madrid, Teodoro Sánchez Juárez, conocedor de su capacidad para conectar con el público, le propuso que dirigiera la sala de subastas más antigua de España. "Al principio lo pensé, y tras reflexionar unos días acepté el nuevo puesto, no sin algunas vacilaciones". En su doble faceta de tasadora y subastadora realiza un seguimiento completo de los objetos de subasta, princípalmente joyas, ya que recoge la pieza en la ventanilla, tasándola; luego la sigue en la exposición previa a la subasta, y por último termina remantándola cuanda adjudica los lotes en la misma.

Su primera subasta, en abril de 1986, fue un auténtico reto para ella. "Cuando me subí allí arriba estaba muy nerviosa, me impresionaba el ambiente. Poco a poco me he ido haciendo con el puesto, tratando de controlar la situación de la sala".

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