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Rocío Jurado: "Cuando estoy en el escenario se me olvida el tiempo"

Gabriela Cañas

Rocío Jurado ya había avisado que quería dar el do de pecho en Madrid, aunque ahora rectifica. "Soy muy insegura, así que no me gusta gallear. Lo cierto es que la gente me motiva y que cuando estoy arriba se me olvida el tiempo". Desde anoche, y hasta el día 16, la cantante de Chipiona actúa ante una sala al completo y en medio de un gran montaje que incluye orquesta en directo y cuerpo de baile. "Sólo quedan las entradas esquinadas", dicen en el teatro Monumental, de Madrid, de 1.700 localidades, donde las taquilleras "se están volviendo locas estos días"."Se trata de que el espectáculo no sea sólo ver a una señora cantando", dice Rocío Jurado, de edad indefinida, porque ella se niega por principio a dar detalles sobre el asunto. "Una vez dije la verdad y no me creyeron, así que llegué a la conclusión de que había sido demasiado ingenua". Da a entender, eso sí, que siempre le echan de más. "Tenía ganas de actuar en un teatro en Madrid", dice, "porque en un teatro los precios son más asequibles, son menos desorbitados. Ahora ya no hago tantas ferias como antes y echo de menos al público". No obstante, asegura que no ha perdido el miedo, el mismo que le atenazaba la primera vez que salió a un escenario y que le sigue encogiendo ahora el corazón. "Ese miedo nunca se pierde", dice. Unos días antes de la primera gala de anoche, Rocío Jurado incluso se refugió en el monasterio de El Paular para descansar a fondo.

Para algunos críticos, Rocío Jurado es la mejor tonadillera de nuestros días. En todo caso, el público suele apoyarla con su aplauso y su bolsillo. Llena las salas en las que actúa y su último elepé, Palorna brava, es ya disco de oro (50.000 ejemplares) y está a punto de alcanzar el de platino (100.000), según datos facilitados por su casa discográfica. Muchas de las canciones incluidas en el elepé forman parte del espectáculo del teatro Monumental, aunque también hay un repaso a sus temas anteriores y otros, acompañados por el ballet, que interpretó en la película de Saura El amor brujo, un paso más de la cultura hacia la recuperación de lo folclórico.

"Yo soy una persona muy folclórica cuando se trata de folclor, y digo folclor con todos los respetos. Mis raíces, mi tierra, están por encima de cualquier otra cosa. Luego soy cantante; una cantante amplia a la que le gusta la música de cualquier estilo. Lo que no puedo hacer lo admiro. Y lo que me gusta es cantar algo que tenga un significado, que mis canciones digan cosas; cosas que pasan cotidiaríamente. Por eso suelen hablar de amor y, sobre todo, de desamor, de amores mal pagados".

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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