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Entrenadores y críticos

Luis Gómez

Cualquier torneo oficial que dispute la selección española despierta el desplazamiento conjunto de multitud de entrenadores, ávidos de adquirir enseñanzas. Lo curioso es que de dos años para acá hay una elite de técnicos que, mientras observa a la selección, hace comentarios técnicos para diversos medios de comunicación, y cobra por ellos. En España 86 se ha disparado el mercado, al que se han venido a incluir los jugadores. Y Díaz Miguel, ante este grupo masivo de nuevos críticos, ha contestado con segundas: "Ya criticaré yo cuando empiece la Liga".Al menos el 80% de los técnicos de Primera División han encontrado un empleillo por estos días. Lolo Sáinz (Real Madrid), Manel Comas (CAI Zaragoza) y Mario Pesquera (Fórum Filatélico) colaboran diariamente para Antena 3; Moncho Monsalve (ex Clesa) es el fijo de la SER; Aito García Reneses (Barcelona), Jesús Codina (Cacaolat), Francisco Garrido (Estudiantes) y Pablo Casado (ex Breogán) están con TVE por 15 días. Pepe Laso (Caja de Alava) está con Radio Heraldo y Juan Jiménez (ex TDK Manresa y ahora Español) colabora en un diario, actividad en la que también se desdoblan los citados con anterioridad. El mínimo está en las 250.000 pesetas, pero el máximo, curiosamente, lo ha puesto un jugador, Juan Antonio Corbalán, cuyo fichaje por Antena 3 se ha producido a golpe de millones y con patrocinador incluido.

Los jugadores de la selección echaron sus cuentas y han llegado a la conclusión de que Corbalán, con sus comentarios radiofónicos y varios bolos de verano, ha llegado a ganar más dinero que ellos por estar con la selección española durante los últimos dos meses.

Pero el cónclave anual de entrenadores se produce en torno a la selección. Los técnicos de elite hablan de crear una asociación, también de elite, que proteja sus derechos ante la veleidad de los directivos. A todos les gustaría, en verdad, llegar al caso italiano donde existe una verdadera mafia -se habla hasta del clan de Milán- según la cual un grupo de técnicos va cambiando de equipo de una forma casi continua; entre ellos se reparten la Liga y así aseguran que nunca les faltará trabajo e influencias. Pero Díaz Miguel, cada vez más nervioso ante el ambiente exterior, interpreta muchas veces dicho cónclave como una concentración de buitres dispuestos a repartirse sus despojos. Que hace un año, en el Europeo de Alemania, se difundiera el bulo de que Jesús Codina podía llegar a ser su sucesor motivó que todo saludo entre ambos estuviera siempre precedido de una coletilla irónica del seleccionador: "¿Como estás?, sucesor". Sin embargo, la preocupación general de los técnicos es otra. Hablar de Díaz Miguel no es más que un mero entretenimiento.

Para llegar a entrenar en Primera División, la normativa de la Federación exige un título nacional de entrenador, para el que es necesario seguir dos cursillos que pueden durar cerca de dos años, con algunas evaluaciones prácticas, a modo de concentraciones, en las que los futuros técnicos contestan sobre el parqué y con jugadores a las cuestiones que se le planteen. Adquirir el título supone contar con un bagaje técnico, pero en el que se agrupan materias muy diversas, desde la táctica a la psicología deportiva, pasando por conceptos de preparación física. Nuestros técnicos de elite son, ahora mismo, frecuentes conferenciantes. Su interés gremial no está sólo en poner alguna barrera con el título en medio, sino en crear un club de técnicos. Es el primer paso para que lleguen los clanes, aunque ya hay algún síntoma de ello. Por ejemplo, el clan de Aito.

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