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El joyero que acusó de corrupción a inspectores y comisarios era un confidente de la policia

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Federico Venero admilló a este periódico su participación en el atraco realizado en su propia joyería, efectuado el, 15 de septiembre de 1981 por cuatro delincuentes comunes y en el que se obtuvo un botín de más de 200 millones en joyas. El 15 de septiembre, en la joyería Rubí de Santander, situada en la calle de Casimiro Sainz se encontraban dos empleados de la joyería Benito Dans, de La Coruña. Se habían desplazado a Santander con seis maletines de joyas de Dans para venderlas a Federico Venero. La joyería Rubí fue asaltada por la banda de Segundo Mediavilla, alias el Músculos. La ,investigación del robo fue encomendada al inspector de primera Antonio Caro Fontanillo, de 35 años, jefe del Grupo Antiatracos de la Brigada Regional de Policía Judicial de Santander.La banda de el Músculos, integrada además por José: Manuel Sotuelo, Francisco Javier Sánchez y Pedro María Fernández Navia, alias Jomeini, era autora, además, de los atracos en las joyerías de Camilo Rodríguez Dopazo, en León, y Marcelino Góniez Longueira, en Bilbao. El Grupo Antiatracos de la Brigada de Policía Judicial de Bilbao, a cuyo frente se encontraba Miguel Ángel Bercianos Torres, inspector de primera, de 35 años, el 4 de octubre de 1981 en Sestao (Vizcaya) efectuó un registro en un piso de Sestao en el que detuvo a Sotuelo y a Sánchez y aprehendió una importante cantidad en joyas y un cuadro con la supuesta firma de Rembrandt. El cuadro fue enviado a Madrid para comprobar su autenticidad, que resultó ser falsa.

Días después fue detenido en Santa Caballos (Cantabria) un tercer integrante de la banda, Fernández Navia, en un servicio conjunto de las brigadas de Santander ,y de Bilbao al mando de Caro y Bercianos. El Músculos fue asimismo detenido en Santander, en la calle de Hernán Cortés, donde este delincuente tenía un piso, en el que, tras ser registrado, se descubrieron dos mantas con lingotes de oro. En la operación (le detención de el Músculos participó el joyero Venero, que se había convertido en confidente de Caro, según fuentes policiales. En total, la policía recuperó 18 lingotes de oro, que quedaron en poder de la policía. 10 de ellos desaparecieron, según fuentes de la comisaría de Santander. En aquellos días era comisario provincial de Santander Alejandro Miyares Duque.

Venero continuó siendo confidente de Caro hasta que este fue expulsado de la Brigada de Policía Judicial; Este hecho se produjo tras un asesinato del que fue acusado Miguel Jiménez, otro confidente de Caro, según fuentes policiales. El 8 de enero de 1984, una de las dos prostitutas que trabajaban para Miguel Jiménez, de 82 años, alias Pin-Pin, abandonó la barra americana propiedad de éste, situada en el barrio chino de Santander y se puso a ejercer en otro local de alterne situado en la cuesta del Hospital. Ese mismo día Pin-Pin, el capo de la prostitución y tráfico de heroína de la zona norte de Santander, se personó en el local de la competencia y reclamó a su mujer. La propietaria, Matilde Beci se negó a entregársela y se produjo una pelea en la que Pin-Pin asesinó a navajazos a Rosa María Muñoz, hija de Matilde Beci.

Denuncia a la Delegación

La policía no detuvo a Pin-Pin, quien huyó a Barcelona. Allí fue finalmente capturado tras una intervención telefónica en- una casa de un familiar de Jiménez. Matilde Beci denunció ante la Delegación del Gobierno de Cantabria -por desconfianza no lo hizo ante la comisaría- que Caro pasaba droga a Pin-Pin. La delegación abrió una información a Caro, que finalmente fue sobreseída.

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Tras el traslado de Caro a Port Bou (Gerona), Venero pasó a ser confidente de Bercianos, según fuentes policiales. Durante los años 1984 y 1985 se reunieron "en varias ocasiones", en un hotel de Castro Urdiales (Cantabria), el joyero Venero con los inspectores de .primera Miguel Ángel Bercianos y Victoriano Gutiérrez Lobo, de 35 años, jefe del Grupo Antiatracos número 1 de la Brigada de Policía Judicial de Madrid, además del comisario Javier Fernández Álvarez, comisario jefe de la Brigada Regional de Policía Judicial de la Jefatura Superior de Bilbao, según confirmaron fuentes de la dirección del hotel.

Durante aquellos dos. años, Venero es detenido en dos ocasiones por la Guardia Civil. La primera, en Castro Urdiales, cuando viajaba con un delincuente, al que se le intervinieron 600 gramos de oro. En la segunda ocasión, la Guardia Civil practicó un registro en la joyería Rubí, de su propiedad, y encontró un tríptico del siglo XVII y un supuesto cuadro de Julio Romero de Torres. Estos cuadros se encontraban en la joyería a la espera de la llegada de un perista que, en contacto con una banda de delincuentes, esperaba introducir las obras de arte en el mercado.

La llegada del comisario Carvallo al frente de la Comisaría Provincial de Santander -el, 22 de marzo de 1983, en sustitución de Alejandro Miyares Duque- supone una profunda remodelación de la Brigada de Policía Judicial. En esta remodelación desempeña un papel importante el subcomisario Miguel Ángel Alonso, nuevo jefe de la brigada y hombre de confianza de Carvallo.

En octubre de 1985, Carvallo, que desconfiaba desde hace tiempo de Venero, y tras autorización judicial, intervino el, teléfono del joyero. Fuentes policiales indicaron que gracias a las escuchas telefónicas se pudo confirmar la implicación de los policías ahora sancionados en hechos delictivos. Alonso, al frente de la nueva brigada, ordenó el 13 de enero de 1986 el registro de la joyería Rubí, en donde se encontró 300 gramos de oro y una chocolatera (recipiente para fundir el oro). Legalmente, Venero solo puede vender joyas y no está autorizado a fundir oro.

Venero declaró ante el Juzgado de Instrucción número cuatro que era extorsionado por funcionarios policiales, que le obligaban a traficar con armas, drogas y a participar en atracos llevados a cabo desde 1981 en Madrid, Santander y Bilbao. Venero declaró que conocía el atraco a la sucursal del Banco Español de Crédito de la plaza de la Lealtad de Madrid, cuyo botín fue de 1.200 millones de pesetas en joyas extraídas las cajas de seguridad y que dejó su licencia fiscal a los atracadores para que vendieran el oro de las mismas joyas desmontadas a la, Sociedad de Metales de Bilbao. Venero acusé a Bercianos de obligarle a distribuir en Santander parte de la droga que se decomisaba en Bilbao. Asimismo aseguró que distribuyó por encargo de policías siete pistolas entre bandas de delincuentes.

Tras la denuncia, la Dirección General de la Policía (DGP), a través de la Dirección de Personal, creó una comisión de investigación integrada por tres miembros de la Brigada de Información, dos de la Jefatura Superior de Oviedo y el subcomisario Alonso, de Santander. Tras tres meses de investigación, la DGP abrió expediente disciplinario al comisario Fernández y a los inspectores Bercianos, Gutiérrez, Caro, Adelardo Rafael Martínez García (37 años, adscrito a la Brigada Central de Policía Judicial de Madrid) y a Rafael Jaime Portela (37 años, adscrito al Grupo Antiatracos de la Brigada Regional de Policía Judicial de Madrid).

A los pocos días, la. DGP retiró la placa al ex comisario provincial de Santander Alejandro Miyares. Fuentes de la DGP no descartan nuevas implicaciones.

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