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Kurt Waldheim, claro favorito en las presidenciales austriacas

Las elecciones presidenciales que se celebran hoy en Austria tienen en Kurt Waldheim, ex secretario general de las Naciones Unidas, su más claro favorito. La consulta pone fin a la campaña electoral más crispada de los 38 años de existencia del nuevo Estado austriaco. De no conseguir ningún candidato la mayoría absoluta de los votos emitidos, los dos más votados -que, en buena lógica, serán Waldheim y el socialista Kurt Steyrer- se medirán en una nueva vuelta, que se celebraría el 8 de junio.

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La candidata de los verdes y ecologistas, Freda Meissner-Blau, y el pangermanista de extrema derecha Otto Scrinzi pugnan con hacerse con los votos de protesta de los ciudadanos molestos, por el estilo mostrado por ambos partidos mayoritarios durante la campaña. Meissner-Blau podría conseguir, según los últimos sondeos, entre el 5 y el 77. de los votos, lo que haría muy probable la necesidad de una segunda vuelta. Scrinzi no superará el 1% según estos cálculos.Toda la campaña electoral ha estado dominada por el escándalo en torno al pasado del ex secretario general de las Naciones Unidas. Hace nueve semanas, el semanario austríaco Profil y el diario norteamericano The New York Times publicaban documentos en los que se probaba que Waldheim había servido entre 1942 y 1945 en el grupo E del Ejército alemán de los Balcanes. Allí estuvo a las órdenes del general Alexander Lohr, que en 1947 fue ejecutado por crímenes de guerra. Este grupo E, en el que Waldheim sirvió como teniente, destacó por sus sangrientas represalias contra población civil en la represión de la guerrilla en Yugoslavia y Grecia.

Waldheim no había mencionado nunca estos años ole su vida, y de sus memorias se: desprende que, tras ser herido en 1941 en el frente ruso y estando incapacitado para volver a la primera línea de la guerra, terminó sus estudios jurídicos en Viena y se casó. Desde que surgieron estos primeros documentos, el Congreso Mundial Judío (WJC) ha presentado regularmente nuevas acusaciones contra el candidato conservador. Si bien no se ha probado que Waldheim fuera culpable de crímenes de guerra, sí ha quedado demostrado que el teniente Waldheim hubo de tener pleno conocimiento de la actuación de las tropas alemanas en los Balcanes, lo que Waldheim negó hasta bien entrada la campaña electoral.

Paradójicamente, el escándalo en torno a su pasado y las críticas procedentes del exterior han provocado un fenómeno de solidaridad con Waldheim, que le ha beneficiado en la campaña. Su ventaja sobre su rival Steyrer aumentó tres puntos los últimos dos meses. Steyrer, un dermatólogo de 66 años, dos menos que Waldheim, que fue ministro de Sanidad y Ecología en el primer gobierno del canciller federal Fred Sinowatz, se ha presentado en la campaña como un candidato de la continuidad y la moderación. Sin embargo, adolece de una notoria falta de carisma y ha quedado relegado a un segundo término por Waldheim en un contexto de acusaciones, iras y entusiasmos.

Creciente agresividad

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Waldheim ha ido ganando en agresividad a medida que avanzaba la campaña y se presenta como un hombre decidido a utilizar todas las prerrogativas del jefe del Estado para convertirse en una autoridad capaz de fiscalizar las labores del gobierno y de reforzar los valores tradicionales, en cuyo desgaste ve el origen de los escándalos de corrupción y la degradación de la vida pública austriaca en los últimos años. Ha sabido capitalizar bien el disgusto de muchos austriacos ante críticas exteriores que consideran injustas.De no conseguir hoy más votos que los tres candidatos restantes, las posibilidades de Waldheim se reducirán considerablemente ya que en una segunda vuelta los electores de Meissner-Blau votarán en su mayoría a Steyrer. Además, se espera que el efecto de solidaridad con Waldheim se debilite en las cinco semanas entre ambas vueltas. En muchos electores se podría imponer la sensación de que aunque no fuera un criminal de guerra la actuación de Waldheim en los últimos meses con una demostrada ocultación de la verdad ha deteriorado tanto la imagen de este hombre, que su principal carta en estas elecciones, sus contactos internacionales y su experiencia, ha quedado sin valor.

La participación electoral podría estar por debajo del 90%, caso inédito en unas elecciones presidenciales en Austria, uno de los países democráticos con mayor participación electoral.

Sea cual sea el resultado ya es seguro que esta campaña electoral ha dañado seriamente el clima político en el país y su imagen exterior. Los enfrentamientos entre socialistas del SPOE y cristianodemócratas del Partido Popular (OEVP) han estado marcados por la crispación personal, y en general por un ínfimo nivel político. El violento debate interno sobre el pasado de Waldheim ha despertado viejos demonios sobre la responsabilidad de Austria en los crímenes del nacionalsocialismo.

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