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El décimo aniversario de Coordinación Democrática

JAIME CORTEZOEl pasado día 24 se cumplió el décimo aniversario de la constitución de Coordinación Democrática (denominada por la Prensa y la opinión pública como Platajunta). El autor rememora la creación de este órgano, tras la muerte del general Franco. Para ello realiza un análisis de aquellos decisivos años y de las diferentes formaciones políticas que coincidieron en la Platajunta.

El pasado mes de marzo se cumplió el décimo aniversario de la constitución de Coordinación Democrática y me parece oportuno aprovechar la ocasión para publicar algunos hechos -en los que participé personalmente como secretario general de Izquierda Democrática-, ya que a la sazón su divulgación era imposible por la "legalidad" vigente en esta materia política.Existían ya en aquellas fechas dos órganos de unificación de la oposición política y sindical: la Junta Democrática de España y la Plataforma de Convergencia Democrática, participando Izquierda Democrática en esta última desde su fundación. Pero la muerte del general Franco y el deterioro de su régimen aconsejaron un impulso definitivo y unificado para producir la "ruptura democrática", que es a lo que entonces aspirábamos.

Para ello, el 17 de marzo de 1976 se reunió el Comité de Coordinación de la Plataforma de Convergencia Democrática y de la Junta Dernocrática de España para "establecer con carácter inmediato un organismo unitario de toda la oposición... al que quedarán incorporadas, inicialmente, las fuerzas políticas y sindicales que hoy [entonces] componen la JDE y PCD", creándose una "comisión de estudio para la articulación y desarrollo del [anterior] acuerdo".

Esta comisión de estudio tuvo un éxito inmediato, pues los días 23 y 24 de marzo se llegó a un acuerdo sobre la constitución de Coordinación Democrática. Me parece oportuno dejar constancia del verdadero nombre de esta organización política, pues se discutió el mismo junto con el de Coordinadora Democrática -que es el que luego fue utilizado en la Prensa (junto con el de Platajunta)- y para lo que tuvimos la decisiva ayuda de Enrique Múgica, que representaba en aquella reunión al PSOE.

Izquierda Democrática, si bien firmó el acuerdo constitutivo, lo dejó pendiente de ratificación por "estimar que la importancia del tema y la proximidad de (su) Congreso (los días 3 y 4 de abril)" así lo aconsejaban.

En el citado congreso de ID, celebrado en El Escorial, se debatió extensamente esa ratificación y fue motivo de una dolorosa escisión por parte de grandes e inmejorables compañeros de partido y de lucha por la democracia en la clandestinidad. Y esa escisión se produjo a pesar de que el congreso acordó nuevas condiciones para nuestra ratificación, las cuales tendían a garantizarnos de acciones que se pudiesen acordar con el sólo quórum de los dos tercios exigidos para los acuerdos de la Comisión Ejecutiva de Coordinación Democrática. Por ello, Izquierda Democrática solicitó, y obtuvo, de CD la "renuncia explícita a la utilización de métodos violentos" y la "necesidad de que los acuerdos sean tomados por unanimidad para la adopción de resoluciones que afecten a los objetivos y acciones externas". Aclarando, posteriormente, que "se entenderán como acciones externas de CD... las movilizaciones, demostraciones, concentraciones, etcétera, que, atendidas las circunstancias del caso, implican racionalmente un peligro para la integridad fisica de las personas, un quebranto para la paz ciudadana o un grave riesgo de inversión del propio proceso de instauración de la democracia".

La extensión de la anterior cita se debe a un propósito de dejar constancia del esfuerzo de Izquierda Democrática para que no se alterase el orden público, con lo que creemos que hemos constribuido sensiblemente al aspecto cívico de los hechos que luego se produjeron.

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La existencia de Coordinación Democrática proporcionó a la oposición antifiranquista una plataforma desde la que se ejerció una presión política de forma unitaria, aunque no estuvieran integrados en ella otros partidos y organizaciones de fuera de Madrid y que se encontraban erraizadas en otras regiones o nacionalidades.

Los nuevos horizontes políticos que se nos ofirecían desde el Gobierno de Adolfo Suárez y la necesidad de representar a toda la oposición aconsejaron a CD a propiciar una reunión muy amplia con los partidos de las citadas regiones y nacionalidades, que permitió la constitución de la comisión de los nueve" (también llamada "de los diez") para dialogar con el Gobierno y establecer las condiciones de una "transición política" con lo que abandonamos nuestra vocación de "ruptura" y que tan felices resultados dio para España.

Tal vez hoy se lea todo lo anterior como algo que ya no tiene interés; pero estimo que es conveniente su divulgación, al menos, para la petite histoire que siempre se ha de tener presente tanto por los políticos como por los historiadores.

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