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Las películas 'negras' de Friedkin y Skolimowski sólo alcanzan el 'gris'

Imagfic 86 presentó en la tarde del lunes en su sección oficial dos filmes pretenciosos: The lightship, del polaco exiliado Jerzy Skolimowski, y Vivír y morir en Los Angeles, de William Friedkin. Son filmes ambiciosos, como el tercero de la jornada, titulado 1919, del británico Hugb Brody. Pero las negras pretensiones sobre el vacío de estas obras, que están gravemente limitadas por la cortedad, el oportunismo y la falta de gracia de sus respectivos autores, hace de ellas películas grises.

1919 es un filme británico que no pasa, con indulgencia, de mediano. Su planteamiento es original, aunque excesivamente cómplice: las confidencias mutuas de un hombre y una mujer cuyas respectivas neurosis de juventud fueron tratadas en 1919 personalmente por Sigmund Freud en su consulta de Viena. La curiosa idea, ayudada además por la presencia del gran Paul Scofield, se diluye en un desarrollo parlanchín, cultista y lleno de tontos subrayados, que acaba aburriendo soberanamente.

Vivir y morir en Los Ángeles, película de la que ya hablamos, y con mucha dureza, en estas páginas tras su proyección en el reciente festival de Berlín, es un frustrado intento sin alma del famoso William Friedkin para subirse en marcha al tren, en parte impulsado por él mismo hace unos años con su excelente The French Connection, del resurgimiento del cine negro norte americano.

El intento de Friedkin es de los que naufragan en su propia opulencia. Es una película montada con exceso de medios, de tal manera que la inercia de su realización acaba por hacer de estos medios un fin. Empeñados los responsables del sistema de producción en Estados Unidos en hacer de cada película un no va más o un más difícil todavía, parecen haber confundido las fronteras del cine con las del circo. Este es un caso flagrante de esta miopía.

Una sola secuencia de acción frenética realizada por Michael Cimino en su Manhattan Sur tiene mucho más cine dentro que toda, esta traca de seudoviolencias amañadas, mecánicas, superficiales y, circenses ideada por Friedkin, quien perece en las redes de un proyecto hueco de cine de acción por la acción misma.

Una cosa es ficción y otra, su contraria, fingimiento. Una exuberancia de medios para fingir una ficción es esta Vivir y morir en Los Ángeles, película que pone de manifiesto el callejón sin salida en que se disuelven los grandes presupuestos millonarios cuando no están apoyados en soportes más humildes y, por supuesto, más inaccesibles, como son un buen guión, un compromiso ético del narrador con lo que narra y un médium de la talla, por poner un ejemplo incontestable, de Mickey Rourke, formidable actor y formidable arquetipo que puede llenar vacíos que de otra manera resultarían insalvables. Ningún Rourke hay en este brillante y necio filme de Friedkin, plagado de muñecos que fingen ser actores.

The Lightship es un filine basado en una idea argumental magnífica, de gran pureza en las tradiciones del estilo negro, pero que en las manos sin pulso de un Jeirzy Skolimowski cada día más atrapado por sus muchísimas limitaciones, se pierde en un desarrollo) que carece por completo de energía, que está oficiado por personajes blandos, que se definen por su palabrería y no por sus actos, clue están dibujados con impotencia y desgana, que en medio de una anécdota dura resultan blandos, amorfos y que, con excepción del que incorpora Robert Duvall, que tiene un par de escenas resueltas con oficio, están rematadamente mal interpretados. Como en la anterior película, el negro intencional se pudre en un gris impotente.

'Espantada' de la Berenson

El Imagfic, con una trayectoria, que ha hecho siempre hincapié en, el cine de imaginación y misterio, informó ayer imaginativa y misteriosamente de la "súbita y sorprendente desaparición de la actriz y miembro del jurado Marisa Berenson". Dicha actriz, que según informaron amigos suyos estaba "decepcionada por la falta de, atenciones que recibía en el festival", abandonó su hotel rumbo a París dejando una nota firmada por su agente que justificaba su ausencia "por razones comerciales". Responsables del Imagfic informaron que Berenson había sido tratada como "huésped de honor" y dijeron sentirse "estafados por su falta de profesionalidad".

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