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Luis Romero Huertes

El hombre que en 1977 prestó su imagen para el 'poster' del eurocomunismo catalán milita ahora en el prosoviético PCC

En los meses de mayo y junio de 1977 su rostro compitió con los de Felipe González, Adolfo Suárez y Manuel Fraga para captar los votos del electorado catalán. Después de muchos años de clandestinidad, de "andar escondido", Luis Romero Huertes, de 54 años, se convirtió en la estrella electoral del Partit Socialista Unificat de Cataluña (PSUC). "Mis manos: mi capital. El PSUC: mi partido" rezaba el poster electoral con la imagen de Romero. Ahora, este hombre que se define como "un obrero de la construcción y nada más que un obrero", milita en el prosoviético PCC y dice que hoy "sólo vale la primera parte de aquella frase".

A pesar de todo, recuerda con "mucha emoción" cómo surgió la idea de que fuera él, precisamente, el elegido para "dar la imagen" de los comunistas de Cataluña "Fue el periodista Rafael Pradas que entonces era el responsable de prensa e imagen del partido, el que me lo propuso, en la fiesta que el PSUC celebró en el -camping La Tortuga Ligera. Y yo acepté porque era un servicio más al partido y para ayudar a la emancipación de la clase obrera".Natural de Alcalá de la Real (Jaén), tuvo que emigrar a Barcelona después de haber sufrido dos detenciones y ser juzgado por Enrique Iniaz Fernández, el juez especial de actividades extremistas .el mismo que dictó la sentencia contra Julián Grimau". "Sufrimos una redada muy grande en Andalucía, caímos más de 700 comu nistas. Después los terratenientes ya no me daban trabajo y emigré hacia Barcelona", recuerda.

Más sindicalista, que hombre de partido, se dedicó activamente a la creación de CC OO de la Construcción, en el que llegó a ser secretario general de Barcelona. "Ahora no tengo ningún cargo, pero vengo cada día a la oficina porque siempre hay algo que hacer", afirma. "En 1982 sufrí un infarto que me hizo polvo. Quedé muy tocado. Incluso, a veces, se me fatiga la cabeza y no coordino".

Cuando analiza la crisis del comunismo español vierte la mayor responsabilidad en sus máximos dirigentes. No le gusta mucho hablar de Santiago -Carrillo: "Siempre me ha caído gordo. Ha sido un arribista, que ha segado la hierba de los que le han hecho sombra". Esa misma actitud se torna en admiración cuando se refiere a Gregorio López Raimundo, otro dirigente histórico comunista. Para él, "Gregorio es otra cosa". "Yo soy comunista, ideológicamente marxista-leninista", explica, "y por eso tuve que dejar el PSUC y decidí militar en el PCC". La mayor decepción se la llevó del secretario general Paco Frutos, porque "del otro, del Gutí", afirma' refiriéndose a Gutiérrez Díaz, "estaba claro que no cabía ya decepción alguna".

Ortodoxo en el léxico, se dirige siempre a sus compañeros "de partido y de clase" con los términos de camaradas y clase obrera "La sociedad", dice Luis Romero, "está dividida en dos bloques: el capitalismo y el comunismo; no existen terceras vías. La derecha apoya a Reagan y los comunistas tenemos que. apoyar a los partidos comunistas allí donde estén". Lamenta la división del movimiento comunista: "El deseo de todos, y digo de todos, es, la existencia de un solo partido comunista. Y aquel obrero o demócrata que no sea comunista tiene otra sola opción, el PSOE".

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