El movimiento 'hippy'
El pasado 3 de junio de 1985 apareció en EL PAÍS, en la página 2 de Internacional, un artículo titulado: Hippies y policía se enfrentan con violencia en el sur de Inglaterra, en el que se nos narra, superficialmente,Pasa a la página 18
Viene de la página 17 un incidente desagradable en las ruinas prehistóricas de Stonehenge entre la policía y unos, a mi entender, hipotéticos hippies. Mi denuncia va directamente contra el mal empleo de ciertas palabras que en su denominación abarcan muchos matices, con connotaciones básicamente sociales que implican en su significado la idea del oyente, o, como en esta ocasión, del lector de aspiraciones frustradas, como es el caso de la palabra hippy. Es sabido por las personas sensibles y doctas en materia de historia que el movimierito hippy se gestó, en todo el mundo occidental, durante los duros años que siguieron a la segunda conflagración mundial, dándose a luz a finales de los años cincuenta, tomando especial relevancia en Estados Unidos y erigiéndose como representante de toda una generación que estaba siendo víctima de la guerra más que el hombre ha arrastrado al hombre: Vietnam, conflicto del que todos se sentían ajenos. Igualmente, esta generación de jóvenes, en Europa (aunque en este escenario se trataba de la sublevación de estudiantes universitarios, pero próximos ideológicamente a los hippies, propugnando una nueva vida igual que ellos, a pesar de que su estilo fuera diferente), aupados por muchas adhesiones procedentes de la intelectualidad oficial de la época, también fue un movimiento de contestación que estuvo a punto de derribar nada menos que a la República Francesa (sucesos de mayo de 1968).
Una vez claro el concepto de este significante (hippies), no tengo más remedio que identificar, insertar a esas 520 personas y a aquellos de los 30.000 que participaron el año pasado y que cavaron agujeros para letrinas y basura en el lugar donde se encontraba un horno de más de 2.000 años de antigüedad, como integrantes de grupos cuyos pronunciamientos, a pesar de que el motivo fuese una marcha por la paz, responden a filosofías de entender la vida y de actuar en la sociedad completamente distintas a la del ya pasado e histórico movimiento hippy.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.