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María Luisa Bemberg

La directora de 'Camila' opina que las mujeres tienen que hacer cine provocativo

Rosa Rivas

María Luisa Bemberg, de 62 años, tiene cuatro hijos, dos hombres y dos mujeres, que no han vivido la educación represiva que ella tuvo con su madre y que ya la han hecho nueve veces abuela. Reside en Buenos Aires, y su popularidad como directora de cine hace que paren con frecuencia por la calle y que reciba numerosas cartas de apoyo. Fue una de las fundadora de la Unión Feminista Argentina en 1970, empeño que duró tres años, hasta que se ennegreció el estado de las cosas.El primer día de rodaje de Camila, a finales de 1983, coincidió con el primer día de gobierno de Raúl Alfonsín. "Creo que eso me dio suerte", dice Bemberg, que había conseguido publicar una nota de Prensa anunciando ya la filmación, como estrategia para burlar a los censores y poder comenzar realmente la película sin las cortapisas oficiales, que obstaculizaban desde principios de siglo todo intento de contar la historia.

Camila, peripecia amorosa y violenta interpretada por Susú Pecoraro e Imanol Arias, se estrenó en 30 salas de Argentina, en las que se mantuvo nueve meses, con uno de los éxitos de taquilla más grandes del país, y el impacto de película fue tal que durante este embarazo cinematográfico centenares de niñas argentinas recibieron el nombre de aquella mujer "símbolo de amor y libertad".

La figura de Camila O'Gorman, joven de familia rica que se atrevió a seducir a un jesuita español en la turbulenta época del general Juan Manuel Rosas, mediado el siglo XIX, atrajo a María Luisa Bemberg por "valiente, libre y transgresora". Le interesa que la mujer sea realmente la protagonista de sus filmes, "no una simple réplica para que se luzca el personaje masculino", y procura que su equipo de rodaje cuente con una participación femenina significativa.

Le molesta que las mujeres "sigan siendo minoría en los niveles profesionales, que sus trabajos permanezcan en el gueto y que aún haya quienes por temor a desagradar no se atrevan a hacer lo que quieren". Se muestra reticente a dar detalles personales, porque "siempre hay más interés por las circunstancias vitales de una mujer que por el trabajo que hace". Por ello, "como todavía llama la atención que una mujer dirija películas, lo que hay que hacer es precisamente cine provocativo".

Bemberg introdujo dosis de provocación en los guiones de encargo, pero "ser feminista es una manera de mirar el mundo", dice, "y si quería que quedara reflejada mi propia mirada no tenía más remedio que tomar yo la cámara". Momentos (1981) y Señora de nadie (1982) sirvieron de preámbulo a Camila.

Planea un nuevo rodaje para el otoño, con los mismos guionistas de Camila, sobre el transcurrir en los años treinta de una familia argentina de clase alta. Otro proyecto en cartera de María Luisa Bemberg es organizar en su país un ciclo de cine hecho por mujeres, como vía para difundir producciones "habitualmente maltratadas por los circuitos de distribución". Considera que como feminista tiene un compromiso ético: hacer lo posible en Argentina para que las mujeres sometidas cobren conciencia de que lo están y cambien su situación. A pesar de que "socialmente siguen las burlas y los sarcasmos", hay "una toma de conciencia feminista lenta, pero irreversible".

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Sobre la firma

Rosa Rivas
Periodista vinculada a EL PAÍS desde 1981. Premio Nacional de Gastronomía 2010. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense. Master en Periodismo Audiovisual por Boston University gracias a una Beca Fulbright. Autora del libro 'Felicidad. Carme Ruscalleda'. Ha colaborado con RTVE, Canal +, CBS Boston y FoolMagazine.

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