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Dos atracadores secuestran a los directivos de un banco en Yecla

Dos hombres armados, que atracaron en la mañana de ayer la sucursal del Banco Español de Crédito en Yecla (Murcia), decidieron llevarse en la huida a dos rehenes, al percatarse de que habían sido descubiertos por la Guardia Civil. Los rehenes, el director del banco y el cajero, tuvieron que viajar en coche junto con sus secuestradores hasta Valencia, en donde fueron puestos en libertad. Los atracadores consiguieron llevarse un botín de 600.000 pesetas.

El suceso se produjo hacia las 9.30 horas, en la oficina que el Banco Español de Crédito tiene instalada en esta localidad murciana. Según la versión de la Comisaría de Policía de Murcia, fue una llamada exterior la que puso en alerta a la Guardia Civil de Yecla, que se desplazó hasta el lugar. Los dos atracadores -cuya identidad desconocía ayer la policía-, que iban armados con pistola y revólver y con la cara descubierta, habían ya conseguido el dinero cuando se dieron cuenta de la presencia policial.Ante la situación creada, los ladrones decidieron salir con los dos rehenes y, tras amenazarles, les introdujeron en el coche con el que viajaron hasta Valencia, un Seat 131 de color beis y con matrícula CX de Barcelona, según los testigos. A la una de la tarde, ya en Valencia, los rehenes fueron puestos en libertad por sus secuestradores. Manuel Honrado Baires y Felipe Ballester Martínez, respectivamente director y cajero de la sucursal, se presentaban minutos más tarde en la central del Banco Español de Crédito de la capital valenciana, desde donde dieron aviso a la policía y contactaron con sus familiares en Murcia.

La Comisaría de Policía de Murcia y la Jefatura Superior de Valencia no facilitaron datos ayer sobre la posible identificación de los delincuentes. Sobre sus características físicas, testigos presenciales han manifestado que se trata de dos hombres de edad entre los 35 y 40 años, de estatura media y correctamente vestidos. A las 19.30 horas, los rehenes liberados todavía no habían llegado a sus respectivas casas, en donde les aguardaban impacientes sus familias.

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