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"Un asunto muy delicado"

La policía española jamás ha relacionado a los hermanos Gilbert y Clement Perret con la guerra sucia contra ETA, sino que más bien les ha exculpado en toda ocasión de supuestas vinculaciones a actividades de este tipo. No obstante, cuando ocurren casos en torno a ambos hermanos -uno ahora en prisión y otro expulsado hace años de España por proxenetismo (aunque regresó)-, en las comisarías y reuniones de funcionarios habitualmente se ha preferido omitir cualquier comentario sobre ellos. La frase generalizada ha sido siempre: "El asunto de los Perret es un tema muy delicado".A raíz del atentado del bar Hendayais, sectores de la propia policía y de la judicatura barajaron, siempre como hipótesis, la posibilidad de que los Perret fueran dos de los tres mercenarios -el tercero fue identificado por Herri Batasuna hace unos meses como el fallecido Jean Pierre Chérid, miembro de los GAL -que atravesaron violentamente la frontera hacia España, momentos después de que resultaran asesinadas dos personas y heridas otras tres en un atentado indiscriminado contra la clientela de un bar de Hendaya, ocurrido en noviembre de 1980.

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Aquellos sucesos, el atentado y el posterior paso de la frontera -que la propia policía española siempre diferenció a pesar de ocurrir ambos en un período corto de minutos-, motivaron, además de la investigación judicial, otra del Ministerio del Interior español, que se encomendó al comisario José Luis Fernández Dopico, antes de que tuviera acceso a la Dirección General de la Policía. Fernández Dopico ostentó este cargo desde los sucesos del 23-F hasta la llegada de los socialistas al Gobierno, siempre bajo el mandato del ministro de UCI) Juan José Rosón.

Fernández Dopico desmintió la supuesta participación de los hermanos Perret en el atentado de Hendaya, en base a las declaraciones de éstos y como resultado de las diligencias de reconocimiento practicadas entre los funcionarios que se encontraban de servicio en la comisaría de Irún. También salía en defensa del policía Juan Antonio González Pacheco, Billy el Niño, considerado amigo de los Perret, al que situaba como "artífice principal del éxito de numerosos servicios" antiterroristas.

Los hermanos Perret, a los que se vincula, como al fallecido Chérid, a la OAS, organización secreta contraria a la independencia de Argelia, trabajaron, al parecer, como informadores para la policía española en la etapa en que el comisario Roberto Conesa estuvo al frente de los servicios antiterroristas. El hombre de confianza de Conesa era en aquella época, según todas las fuentes consultadas, el policía Billy el Niño.

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Sin embargo, el nombre de los Perret aparece por primera vez relacionado con un caso de guerra sucia contra ETA en el sumario instruido por la Corte de Apelación de Pau contra el también mercenario Maxime Szonek, condenado en octubre de 1980 junto con otras tres personas más por el asesinato del etarra Justo Elizarán, el 13 de septiembre de 1979 en Biarritz.

Según consta en el folio 12 de la sentencia, con número 10 1/80, a Szoneck se le intervinieron unas anotaciones con un teléfono de Castellón y los apellidos Perret Ortells -el primero corresponde a Gilbert y el segundo a su mujer-, sobre el que la justicia, según consta en el documento de la Corte de Pau, no pudo "recoger más información". El escrito judicial añade que "curiosamente este nombre aparecía a la vez" entre los papeles de Elizarán, el etarra asesinado, y los de Szoneck y Jean Claude Ruiz, otro de los mercenarios condenados.

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