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La Dirección General del Tesoro mantiene su postura de abaratar al máximo la financiación del déficit público

El último día de 1984 vencieron 660.000 millones de pesetas en pagarés del Tesoro a un año de amortización, que fueron comprados en su totalidad por el Banco de España y que han sido utilizados durante todo el año para colocárselos a las instituciones privadas de crédito, que solicitaban títulos públicos para cubrir los coeficientes obligatorios o para colocar parte de sus excedentes ante la falta de demanda de crédito privada solvente. Esta cantidad de pagarés ha sido amortizada por el Tesoro, recurriendo a la apelación al Banco de España.

A pesar de las presiones que han existido para que se frenara algo la tendencia a la baja de los tipos de interés, en especial de los pagarés del Tesoro -que bancos y cajas de ahorro tienen que comprar hasta cubrir el 12% de sus pasivos computables-, todo in dica que en 1985 se continuará con la reducción. A finales del mes de diciembre vencían 660.000 millones de pesetas en pagarés, que estaban en la carte ra del Banco de España, aunque una parte importante de ellos hu bieran sido vendidos, con pacto de recompra, a bancos y cajas de ahorro. El hecho de que la Dirección General del Tesoro no haya con vocado una subasta extraordina ria de pagarés -como hizo en 1983- para sustituir toda la cantidad de dinero obtenida por recurso directo del Banco de España, sino que justamente se haya hecho lo contrario, ha su puesto una cierta sorpresa.

Lo normal era, teniendo en cuenta los deseos reiterados en numerosas ocasiones de la Administración de financiar el déficit público de forma ortodoxa, que se hubiera convocado una nueva subasta extraordinaria para convertir en nuevos pagarés los que vencían a finales de año, y de esta forma reflejar exactamente el coste de financiación del déficit público, a través de un aumento de los pagarés en circulación. Durante el año pasado el Tesoro mantuvo, hasta el mes de diciembre, un saldo positivo en la cuenta del Banco de España en la que se ha apuntado ahora con saldo negativo la amortización de estos pagarés.

Aunque las cifras no están cerradas completamente, se calcula que la apelación del Tesoro al banco emisor se cifra en unos 200.000 millones de pesetas, cifra bastante inferior a la que venía siendo usual en los ejercicios anteriores.

No ha sido así y, contablemente, el Tesoro ha pagado a su vencimiento esos pagarés en poder del Banco de España, aunque para ello haya tenido que pedir al propio Banco de España una cantidad equivalente, a apuntar en la cuenta especial que mantiene para cuadrar las cuentas del sector público.

El Tesoro se ha ahorrado una importante cantidad de dinero, al no pagar intereses por esos 660.000 millones de pesetas; cifra que dejará de lucir el Banco de España en su cuenta de resultados de este año. Desde el punto de vista de posibles problemas inflacionistas, derivados de un crecimiento importante de la cantidad de dinero en circulación, no hay excesiva preocupación ya que las cifras de crecimiento de las magnitudes monetarias se han mantenido dentro de la banda establecida para el conjunto del año.

Menores costes financieros

De forma ficticia el Tesoro tendrá unos menores costes financieros del déficit público durante 1985, ya que no pagará intereses por una parte importante del dinero que ha necesitado.Pero lo verdaderamente importante es que los bancos privados, que han solicitado fuertes peticiones de pagarés del Tesoro en las susbastas a uno y tres meses que viene haciendo el banco emisor, se han quedado practicamente sin papel, ya que esos 660.000 millones de pesetas componían la mayor parte de la cartera existente, que ahora se ha desinflado hasta quedar muy reducida.

Esta necesidad de pagarés por parte de algunas instituciones financieras se demuestra por el prorrateo que ha tenido que realizar el Banco de España en las ventas de pagarés que ha ofrecido en los últimos días y que no ha podido cubrirse en su totalidad. Ello va a permitir, una vez que se mantiene la tendencia a la baja de la tasa de inflación, que el Tesoro fuerce a la baja aún más los tipos de interés en las subastas de pagarés, la primera de la cuales tiene que llevarse a cabo en la primera quincena de este mes.

Una vez que se ha despejado ya la incógnita de qué quería hacer la Administración con los pagarés que tenía en su poder el Banco de España, las entidades privadas de crédito -bancos y cajas de ahorro-, parecen saber ya que los pagarés que tienen en su poder, y que se emítieron principalemente en el primer trimestre del año pasado a un precio del 15,766%, serán renovados por otros títulos con una rentabilidad mucho menor; en torno a tres o cuatro puntos por debajo de aquella cifra, siguiendo las pautas de decenso de los tipos de interés que establece el mercado, auspiciado por la baja de la tasa de inflación y por la tendencia a la baja en los tipos de interés internacionales. Los primeros pasos que de la Administración servirán para establecer las pautas de comportamiento para 1985.

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