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Felipe González afirma que su, entrevista con Gaddafi marca el inicio de "una recíproca lealtad"

Antonio Caño

Las tres horas de conversaciones mantenidas ayer cerca de Palma de Mallorca por Felipe González y el líder de la revolución libia, Muammar el Gaddafi, marcan el inicio de lo que puede ser "una relación de buena vecindad" entre los dos países y de "recíproca lealtad", según manifestó al término de la reunión el presidente del Gobierno español.

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Felipe González y Muammar el Gaddafi, que hasta ayer no se conocían personalmente, se entrevistaron a partir de las cinco de la tarde durante tres horas -la primera de ellas en presencia del ex canciller austriaco Bruno Kreisky, quien previamente había conversado con el presidente libio a solas- en una residencia privada de Palma de Mallorca. Tras estos encuentros, los tres participantes se reunieron a cenar en el mismo lugar. El presidente del Gobierno español regresó hacia la medianoche de ayer a Madrid.Gaddafi, llegó al aeropuerto militar de la capital balear poco después de mediodía, en visita calificada de privada, y desde allí se desplazó directamente hasta la casa que el banquero mallorquín Miguel Nigorra tiene en la zona de Santa Ponça, a 20 kilómetros de Palma, donde se celebraron las entrevistas. El líder libio utilizó para el desplazamiento el Mercedes azul que normalmente emplean don Juan Carlos y doña Sofía cuando visitan la isla.

Felipe González aterrizó cuatro horas más tarde en Palma, donde le esperaba el secretario general de la Presidencia, Julio Feo, que se encontraba en Mallorca desde el martes. Bruno Kreisky llegó a la isla, sin publicidad, en esa misma fecha.

El presidente del Gobierno entró en la finca de Nigorra por una puerta trasera. Según fuentes oficiales, durante las dos horas que duró la entrevista a solas entre los representantes de España y Libia únicamente asistieron a la conversación los respectivos intérpretes, el jefe de protocolo del Gobierno libio y el secretario español de la Presidencia.

Al comentar los temas tratados con Gaddafi, González aseguró que no se había hablado del supuesto apoyo financiero libio a la organización terrorista ETA. Las relaciones bilaterales y la situación en el Magreb fueron los asuntos fundamentales del encuentro "privado", celebrado, según el presidente español, a iniciativa del ex canciller austriaco Bruno Kreisky dirigente de la Internacional Socialista, que viene actuando como puente entre Europa y los países árabes radicales. En Bruselas, el ministro español de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, aseguró que Gaddafi, había pedido la entrevista.

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La situación en el Sáhara occidental fue objeto de debate, según Felipe González, quien opinó que la posición de nuestro país "no es sustancialmente diferente a la de Libia". El presidente del Gobierno español dijo que había expuesto al dirigente árabe la actitud de su Gabinete en el Magreb, que, según él, consiste en "la superación de una política de equilibrios", de manera que "no se nos relacione con una u otra parte" implicada.

Felipe González definió su entrevista con el líder de la revolución libia, que acudió vestido con un traje blanco y una capa verde, como "clarificadora y útil para fortalecer la cooperación". Afirmó que el eventual establecimiento de relaciones entre España e Israel había sido tratado en la reunión sólo de forma secundaria e insistió en que "no hay una fecha prevista" para el reconocimiento del Estado judío.

El presidente del Gobierno anunció que informaría de los resultados de esta reunión a "otros países amigos" y, por supuesto, a Marruecos. Felipe González manifestó que España no pretende tener un mayor protagonismo en el Magreb, aunque tampoco descartó próximos encuentros con otros dirigentes del área, sin excluir al Frente Polisario.

Pasa a la página 3 Información en las páginas 2 a 5 Editorial en la página 12

González y Gaddafi hablaron de las relaciones con Israel, el terrorismo, Oriente Próximo y la situación en el Magreb

Viene de la primera página

El eventual reconocimiento español del Estado de Israel estuvo, en la agenda de la entrevista entre el presidente del Gobierno, Felipe González, y el máximo dirigente libio, Muammar el Gaddafi, aunque con carácter secundario, según el dirigente español. Diversos observadores coincidieron en que "González conoce de sobra la posición de Libia", que ha amenazado con represalias en caso de que España establezca relaciones diplomáticas con el Estado israelí.

La reunión se celebró en el domicilio privado del presidente del Banco de Crédito Balear, Miguel Nigorra, quien un día antes había recibido en el aeropuerto a Kreisky -presente también en parte del encuentro- en compañía de un alto funcionario del- mismo banco, Bartolomé Bestard que es también vicecónsul de EE UU en Palma de Mallorca.

La finca de Nigorra estuvo rodeada desde poco después del mediodía, hora en la que llegaron Kreisky y Gaddafi, de medio centenar de hombres del servicio de seguridad libio, a los que se sumó a las 16.30 la escolta personal del presidente del Gobierno.

El lugar de la entrevista fue impermeabilizado para que sólo la agencia oficial libia, Jana, y la televisión de aquel país tuvieran acceso a las presentaciones y saludos. Un grupo de fotógrafos fue posteriormente autorizado a realizar su trabajo durante unos minutos.

El encuentro de Santa Ponça -que recuerda, por el misterio que la rodeó, al que el presidente González mantuvo en Madrid con el máximo dirigente cubano, Fidel Castro- estuvo envuelto en un halo de misterio, muy acorde con el comportamiento tradicional del coronel libio, que prefiere ser lla mado simplemente jefe de la revo lución de la Yamahiria.

Según distintas fuentes, esta reunión ha servido Para satisfacer el insistente deseo de Gaddafi por visitar España. De esta manera -lo que el portavoz del Gobierno español, Eduardo Sotillos, denomina "diplomacia de acción rápida"- el Gobierno socialista se puede haber ahorrado el alto coste político de recibir oficialmente a un dirigente al que EE UU considera cabeza del terrorismo internacional y al que algunos medios españoles acusan de financiar a ETA.

Aunque tanto Felipe González como un portavoz libio negaron que se hubiera tratado sobre el supuesto apoyo del régimen de Trípoli a la organización terrorista vasca, se considera muy probable que ambos dirigentes trataran del terrorismo internacional y sus diversas implicaciones.

La situación en el Magreb y, más concretamente, el conflicto del Sáhara, fueron objeto del diálogo de ayer. La nueva correlación de fuerzas en el norte de África reviste una especial importancia para España, tras la firma del acuerdo de unión entre tibia y Marruecos el Pasado 14 de agosto en la localidad de Uxda.

La situación en Oriente Próximo fue también objeto del diálogo entre Gaddafi, y González, aunque probablemente no fue tema esencial de la entrevista, a juzgar por las primeras interpretaciones parciales. Esta cuestión fue objeto de la conversación de cuatro horas, mantenida previamente, entre Kreisky y Gaddafi, quienes, probablemente, trataron también de la situación de los tres prisioneros israelíes que siguen en poder del pro libio Frente Popular para la Liberación de Palestina-Mando General (FPLP-MG).

Gaddafi parecía buscar, ante todo, en su conversación con Felipe González, aumentar el número de países occidentales con los que se reconcilia.

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