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'A Chorus line' se estrena mañana en Barcelona tras nueve años de éxito en Broadway

A Chorus line, el musical de más éxito en la historia de Broadway, se estrena el próximo jueves en el teatro Tívoli en una versión castellana realizada por Nacho Artime y Jaime Azpilicueta, con un presupuesto de 60 millones de pesetas. Un grupo de aproximadamente 30 bailarines, muchos de ellos jóvenes hispanos de Nueva York, forma la compañía. Su tiempo de permanencia en el escenario barcelonés depende del éxito. La base del espectáculo consiste es los ensayos de un grupo de coro y las vivencias personales de sus miembros. En este aspecto no existe el atractivo de una escenografía monumental.

A chorus line batió todos los récords de taquilla dentro del género musical el 29 de setiembre de 1983, al alcanzar las 3.389 representaciones ininterrumpidas en el teatro Shubert, superando las cifras conseguidas por obras similares, como My fayr Lady, Hello Dolly, El violinista en el tejado o Grease.Su estreno tuvo lugar en una pequeña sala de off-Broadway ante un público minoritario de 45 espectadores, el 4 de abril de 1975. El verano de ese mismo año se presentó en el teatro Shubert donde continúa todavía en cartel. También se ha puesto en escena en varios países europeos, Australia, Canadá, Japón, Brasil, Argentina y México. Actualmente se rueda la versión cinematográfica.

"La clave del éxito de A Chorus line está en ser una obra perfecta en su género, un auténtico clásico del musical norteamericano", comenta Nacho Artime. "Tanto la música y el guión como el trabajo de los bailarines o la escenografía, constituyen un conjunto armónico y una pieza maestra del teatro musical. Sin embargo, no me atrevo a garantizar su éxito en España porque trata un tema no demasiado popular entre nosotros; el propio mundo de los bailarines y sus esfuerzos por triunfar. No es como la ópera Evita, por ejemplo, un personaje con el que todos estamos familiarizados".

Control del director

El argumento de A Chorus line describe la selección de ocho bailarines entre un grupo de 26 para formar una línea de coro (chorus line). El director de escena controla sus movimientos desde el mismo escenario o desde el patio de butacas, y estimula su celo y facultades hasta el momento decisivo de la opción final. Las ilusiones de los bailarines, sus desengaños, rencillas y competencias a lo largo de este proceso de eliminación, es el tema de la obra musical.El bailarín y coreógrafo Michael Bennet es el padre de A Chorus Line. Con él colaboraron el escritor James Kirkwood y el compositor Marvin Hamlisch, ganador de dos Oscar por las bandas musicales de las películas Tal como éramos y El golpe. Algunas de las canciones del musical han sido éxitos discográficos mundiales, como Tetas y culo, Si fue por amor o el famoso Un, que fue interpretado en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles por un cuerpo de 800 bailarines. El diseñador del espacio escénico, Robin Wagner, trabajó en las conocidas Hair y La calle 42.

A lo largo de su existencia en los escenarios, A Chorus line ha cosechado diversos premios; el Pulitzer, el Tony y el de la crítica de Nueva York, Londres y Berlín. La recaudación asciende a 250 millones de dólares, otro récord en la historia del teatro, y se calcula que, sólo en Estados Unidos, la obra ha sido vista por unos 30 millones de personas.

Productores

La producción en España de A Chorus line, con un presupuesto de 60 millones de pesetas, corresponde a una sociedad creada especialmente, la International Productions, formada por un colectivo heterogéneo que integran hombres de negocios como Carlos Armero o Álvaro Clemares, personajes del mundo del teatro y de la música y algún famoso como Ángel Nieto o Joan Manuel Serrat. Algunos de ellos intervinieron en el proyecto de Evita.La versión al castellano ha sido realizada por Nacho Artime y Jaime Azpilicueta con un doble criterio: respetar el espíritu original de la obra y mantener la sencillez y comprensión de un lenguaje destinado a un amplio público.

Al inicio del proyecto se pensó en contratar a bailarines españoles, pero tras una pruebas, se optó por una compañía de origen norteamericano.

Este espectáculo se basa fundamentalmente en la crónica personal de las peripecias de cada uno de los integrantes del grupo del coro y, a pesar de sus discrepancias personales, su plena integración en un mismo espectáculo, en su apoteosis. El teatro Tívoli acogió ya anteriormente otro musical, el espectáculo basado en la biografía de Evita.

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