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Del romanticismo de la guerrilla al 'bazar de las armas'

El FMLN se ha convertido en tres años en una fuerza moderna y pertrechada, pero subsisten serios flancos débiles

Según las cifras más recientes que maneja el Pentágono, unos 12.000 hombres combaten bajo la bandera guerrillera, tres veces más de lo que se calculaba en enero de 1981 cuando lanzó la ofensiva general. En estos cuatro años de guerra civil declarada las fuerzas armadas han aumentado también sus efectivos hasta situarlos por encima de los 50.000, pero cada vez están más lejos de esa proporción de 10 soldados por cada guerrillero que los estrategas norteamericanos consideran necesaria para aniquilar a un movimiento insurgente.Las donaciones de armas, cada vez más sofisticadas, por parte de Estados Unidos han multiplicado la capacidad de fuego del Ejército y, sobre todo en lo que va de año, han creado dificultades serias a la insurgencia, que se ha visto obligada a reacomodar sus tácticas de combate, debido a la generalización de la guerra helitransportada y al vuelo permanente de aviones espía, que rastrean sus movimientos aun de noche.

Un dirigente guerrillero opinaba semanas atrás en México que, "si hubieran aplicado esas armas hace dos años, seguramente no estaríamos hablando ahora de dialogar con el Gobierno. Pero han llegado demasiado tarde, porque hemos desarrollado ya una capacidad combativa que nos permite hacer frente a los equipos que les suministra Washington".

La ocupación de Suchitoto en la primera quincena de noviembre, donde fueron inutilizados tres helicópteros y averiados dos aviones, y el asalto a la presa del Cerrón Grande en julio, revelan que la tecnología militar no basta por sí sola para ganar esta guerra. Los rebeldes se mueven ahora en pequeños grupos para no ser detectados por los aviones, pero mantienen su capacidad de concentrarse rápidamente para llevar a cabo una gran operación.

Las armas convencionales que recibe el Ejército constituyen, por otra parte, la principal fuente de abastecimiento de una guerrilla a la que va a parar, según algunos cálculos, al menos una quinta parte de la ayuda militar norteamericana. A pesar de su continuo espionaje aéreo, Estados Unidos no ha podido presentar en los últimos años pruebas contundentes de que el corredor logístico de los rebeldes pasa por Nicaragua.

Tres años de cambio

En la recta final de su mandato, el presidente Carter ofreció una negociación que seguramente los rebeldes aceptarían hoy sin vacilaciones, y que entonces rechazaron de plano porque estaban convencidos de que era posible una victoria militar a corto plazo, incluso antes de que Reagan tomara las riendas de su Administración.El FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional) era, a pesar de su triunfalismo, una sigla de reciente creación, que había surgido cuatro meses antes en el escenario político salvadoreño, como resultado de una precaria alianza de cinco grupos armados, dispares en su ideología, sus planteamientos tácticos y sus fuerzas de combate. El único punto de contacto estaba en la cumbre, donde los cinco comandantes en jefe trataban de coordinar a sus columnas.

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Tres organizaciones guerrilleras convivían entonces en San Lorenzo. Dos de ellas se lanzaron a la ofensiva, mientras la tercera se mantenía a la espera de órdenes. El sistema de transmisiones era tan rudimentario que las consignas tenían que comunicarse de viva voz y a menudo llegaban tarde o caían en manos del Ejército.

La guerrilla sufrió entonces, cerca de Santa Ana, su mayor golpe al ser capturada una mujer-correo cuya confesión permitió a las fuerzas armadas caer por sorpresa sobre una columna, copándole todas las salidas. Más de 80 guerrilleros murieron en la emboscada.

La mejoría en el sistema de comunicaciones ha permitido no sólo evitar este tipo de derrotas, sino coordinar mejor a los distintos grupos armados, que aún ahora mantienen estructuras militares independientes, a la manera de un ejército aliado, aunque aparezcan en público bajo la sigla unitaria FMLN. En cualquier caso, acciones combinadas como la del Cerrón Grande, donde participaron tres organizaciones, hubieran sido impensables hace dos años.

Poca comida

El progreso de la guerrilla en materia de armamento, comunicaciones y coordinación de sus combatientes no puede ocultar otros flancos débiles, como las crecientes dificultades para abastecerse de alimentos y el descenso en las incorporaciones voluntarias a sus filas.El FMLN controla zonas en gran parte montañosas, de difícil explotación agrícola. A ese hecho se suma el frecuente bombardeo desde el aire y el acoso a los pobladores civiles, lo que impide cualquier cultivo de ciclo largo. La escasez de comida ha llegado a convertirse en un grave problema. En zona de guerrilla es más fácil encontrar balas que fríjoles.

El despoblamiento de las áreas en litigio ha impedido al FMLN realizar un trabajo político que le permita incorporar nuevos combatientes. A comienzo de año algún grupo recurrió al reclutamiento forzoso, pero tuvieron que abandonar este método por las fuertes críticas que despertó, incluso en sectores proclives a la izquierda.

Al margen de los problemas que plantea una guerra de desgaste como la salvadoreña, el FMLN ha demostrado que tiene capacidad para sobrevivir bajo las peores condiciones y para asestar golpes cada vez más contundentes. No se vislumbra ninguna posibilidad de que alcance el poder por la vía militar, pero tampoco el Ejército parece que pueda aniquilarlo completamente. En El Salvador hay guerra para muchos años, a menos que el diálogo permita encontrar una solución negociada.

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