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La URSS aprovecha la inauguración oficial de Amistad-84 para una nueva exaltación patriótica

JUAN MORA, ENVIADO ESPECIAL, Un atleta entró al estadio portando una antorcha. Se hizo un silencio absoluto. Los altavoces lanzaban el mismo sonido que el metrónomo, que marcaba el tiempo mientras, duró el asedio a Leningrado. La tensión era agobiante. En el mástil más alto, donde hace cuatro años ondeó la bandera olímpica, estaba la soviética. Cada segundo se escuchaba ese sonido que hacía aún más impresionante el silencio del estadio. Viktor Markin, campeón olímpico en los 400 metros en Moscú-80, llevó la antorcha por el mismo camino que hace cuatro años el fuego olímpico. Esta Dama tenía otro significado. Por los que murieron en las guerras "por la paz y el progreso". La antorcha había sido escondida horas antes con el fuego de la tumba del soldado desconocido. Era la ceremonia de inauguración de los Juegos de la Amistad 1984. Acató con una canción que decía "A la radiante paz, sí, sí; a la guerra nuclear, no, no".

El máximo dirigente, Konstantín Chernenko, no asistió a la ceremonia, pero sí los miembros del Politburó Gorbachev, Ustinov Vorotnikov, Romanov y Grishin Los Juegos de la Amistad 1984 comenzaron el viernes con las pruebas de atletismo. Pero hasta ayer no se inauguraron oficial mente. En la ceremonia quedó claro su significado. No son una alternativa de los países del Este a los Juegos Olímpicos. En la ceremonia oficial se siguió al pie de la letra todo el ritual olímpico, pero cada página tenía un motivo de exaltación bien diferente.La ceremonia de inauguración pareció ser lo más importante de Amistad-84. Cada detalle, cada movimiento, cada gesto, había sido ensayado una y mil veces Era una obra que los actores se habían aprendido a la perfección. Incluso los espectadores que ocupaban las gradas centra les del estadio Lenin sabían su cometido durante la ceremonia Agitar acompasadamente las banderas, mostrar las pancartas de "Por el deporte, la amistad y la paz" y gritar en determinados momentos -molodzi" (bravo).

Pero esos movimientos disciplinados, casi marciales, no pretendían ser lo opuesto de lo que se vio en los últimos Juegos Olímpicos, entre otras cosas por que los soviéticos no tenían elementos de juicio comparativos al no haber recibido imagen o información alguna de cómo fue la inauguración de Los Ángeles. El público se limitaba a presenciar un espectáculo lleno de mensajes.

El desfile inaugural lo encabezó un inmenso escudo de la Unión Soviética. Detrás, las banderas de las repúblicas soviéticas formando una piña. Sobre el césped, los acordes de la música del ejército. En los tableros luminosos, "Deporte, amistad, paz".

Y comenzó el desfile de participantes, en este caso, representados por jóvenes que desfilaban marcialmente. Primero, con su enseña al frente, los de las ciudades y repúblicas soviéticas. Después, los de los clubes. Por último, los de los países extranjeros. Con todos perfectamente formados en el centro del estadio, llegaron unos bailes rusos y, a continuación, el discurso oficial.

El mensaje fue difundido por Gramov, jefe del Comité de Deportes soviético. Habló de que Amistad-84 era la fiesta del deporte, de que entre los representantes de los 47 países participantes había 125 campeones mundiales y muchos jóvenes que podrían sacar enseñanzas de una competición honesta. "El deporte en la URSS ha llegado a estar al alcance de todos. Ofrecemos posibilidades de practicarlo sin distinguir nacionalidades porque el deporte está destinado a ser paz entre los pueblos. Por eso Amistad-84 es deporte, amistad y paz", terminó diciendo Grarnov.

Quedaba todavía por presenciar La infancia feliz, Del deporte de masas a la maestría, La reserva juvenil de la clase obrera e Izar la bandera del deporte soviético, títulos de escenificaciones que sobre el césped hicieron niños y jóvenes, bajo una disciplina que resaltaba los juegos infantiles, el deporte y el trabajo de obreros y campesinos.

Tras hora y media de exaltaciones, todo acabó con la formación de las palabras CCCP (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) sobre el campo, y al tiempo que en los tableros aparecía el mensaje "El deporte es embajador de la paz", CCCP se transformaba en paz, surgía la espera de la tierra desde el centro del estadio hacia lo alto y se cantaba "A la radiante paz, sí, sí; a la guerra nuclear, no, no". Palomas, globos, saludos, aplausos. La. fiesta había terminado. Los 100.000 espectadores comenzaron a abandonar el estadio. Los altavoces anunciaban que en Berlín, Sofía y Praga atletas socialistas habían mejorado las marcas olímpicas.

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