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Entrevista:

Peter Preston

El director de 'The Guardian' ha trabajado en todas las secciones del periodismo menos en deportes, su vocación frustrada

Peter Preston, de 46 años, con cuatro hijos, lleva trabajando como periodista desde hace 25 años, nueve de ellos al frente de The Guardian, uno de los, principales diarios británicos. Dicen que es el hombre que hizo posible el milagro que situó al diario The Guardian entre los cinco primeros rotativos londinenses, con una difusión aproximada de 480.000 ejemplares diarios. Sin embargo, una sombra oscurece su ancho rostro, la de su vocación frustrada de deportista, truncada por una parálisis infantil que dejó inutilizado su brazo derecho.

"Mi sueño era el de ser deportista, y practiqué todo tipo de deportes durante mi infancia, hasta que mi enfermedad me impidió seguir por este camino. Entonces "descubrí que podía escribir y que debía seguir adelante", asegura.Dio sus primeros pasos en periodismo, mientras era estudiante de literatura inglesa, en publicaciones locales y universitarias. Ha tocado prácticamente todos los campos de esta profesión: reportero, comentarista de temas políticos e internacionales, columnista, redactor de temas de educación Sólo hay un vacio en su currículó: nunca tuvo la oportunidad de trabajar eri la sección de deportes, una de sus favoritas.

Preston, con su impecable chaqueta de tweed y sus modales repo sados y tranquilos, responde al ar quetipo clásico del británico. "Es difícil ser director de un diario independiente hoy día, especialmen te en el Reino Unido", dice mien tras enciende su arqueada pipa negra. "El hecho de que The Guardian no pertenezca a un único propietario, corno ocurre con la mayoría de los diarios británicos", asegura, "garantiza, en cierto modo, el que no esté al servicio de un partido político o de los intere ses delun personaje influyente".

La línea independiente, la mayor profesionalidad en la confección de cada parte del periódico, el deseo de llegar a un amplio abanico de lectores a través de la creación de nuevas secciones son, según Preston, los ingredientes de la receta que han aumentado en un 80% las ventas de The Guardian desde 1978. "Por lo demás", dice, el periódico sigue siendo esencialmente el mismo de siempre: un diario progresista, con amplios espacios destinados a provocar un continuo debate".

Según Preston, uno de los mayores peligros que acechan al periodista es el perder contacto con la vida de la gente de la calle y su forma de pensar, porque ello "sólo puede generar un mal periodismo."

El momento más amargo en la vida profesional de Preston tuvo lugar el pasado marzo con el caso de Sarah Tisdall, la funcionaria despedida y condenada a seis meses de cárcel por enviar anónimamente a The Guardian un documento que anunciaba la llegada de los misiles de crucero al Reino Unido. En los comentarios sobre el hecho quedó un fondo de reproche al director del diario, que no destruyó a tiempo el documento que luego se vio obligado a entregar a las autoridades, consciente de que ello llevaría a la identificación de la funcionaria.

Al recordar el caso de Sarah Tisdall, se advierte todavía una chispa de angustia en los ojos. de Preston. "Sí, en algunos momentos pensé en dimitir; pero luego reflexionas y te das cuenta de que todo el mundo comete errores y que ello no es motivo para no seguir adelante. Hay que pensar que gracias a estos errores has aprendido más y que ello te impedirá cometer la misma equivocación otra vez. Yo he aprendido mucho del caso de Sarah Tisdall."

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