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Las milicias libanesas recuperan brevemente el control de Beirut tras un atentado

La precariedad del plan de pacificación de la capital libanesa, en vigor desde hace un mes, quedó puesta ayer de relieve por un atentado que permitió a las milicias armadas recuperar momentáneamente el control de las calles bajo la autoridad, en principio, del Ejército regular.Nada más estallar, a primera hora de la mañana, una bomba colocada en un cubo de basura en pleno mercado de frutas y verduras del popular barrio de Basta -a consecuencia de la explosión murieron tres personas y resultaron heridas otras 25-, numerosos milicianos, armados con fusiles de asalto soviéticos Kalaslinikov, hicieron su aparición en la zona, que acordonaron, impidiendo acceder a ella a los militares y gendarmes teóricamente responsables de la seguridad.

Los milicianos, que se negaron a revelar a qué organización pertenecían, pero que probablemente son miembros del grupo chiita proiraní Partido de Dios, practicaron detenciones y dispararon al aire para mantener alejados a los soldados, hasta que al término de largas negociaciones les dejaron, por fin, acercarse al lugar de los hechos.

El sangriento atentado de Basta tuvo lugar tan sólo 24 horas después de que el Gobierno de unión nacional libanés diese su visto bueno a un segundo plan de pacificación, el de la montaña, asolada por la guerra civil entre septiembre y marzo y donde se producen incidentes esporádicos entre el Ejército regular y las milicias cristianas unificadas, por un lado, y la organización armada drusa que acaudilla el ahora ministro Walid Jumblat, por otro.

Pero las divergencias surgidas en el seno del Gabinete a propósito del desarrollo de esta operación han obligado a limitar su alcance hasta reducirla a una simple separación de los beligerantes y a la reapertura de la carretera internacional que enlaza la capital libanesa con Damasco.

La negativa del líder druso a autorizar a la tropa a entrar en su región ilustra su desconfianza ante un Ejército aún partidario y al servicio del régimen, al tiempo que refuerza su colaboración con los partidos de izquierda -comunistas, baasistas y prosirios- , con los que va a fundar un frente nacional, democrático.

En una réplica a las últimas declaraciones de Jumblat contra un régimen del que siguen aún formando parte, Al Amal, órgano del principal partido político cristiano, la Falange, comentaba ayer que tanto él como Nabili Berri, jefe del movimiento chiita y ministro, hacían equilibrios en el Gobierno. El diario daba a entender que su participación en el ejecutivo de unión sería de corta duración.

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