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El baño de brumas y los frutos del océno ,la próspera vía gallega hacia el turismo

Manuel Rivas

MANUEL RIVAS, Como las cinco sirenas atlánticas supervivientes, descubiertas estos días por Gonzalo Torrente Ballester, que salen a la superficie de las rías para curar el reúma, en Galicia emerge otro verano, otro estilo y otro turismo. No llega en tropel ni en forma de horda que baja a la zona tórrida. Es gente que se deja perder en las mil encrucijadas y en las brumas matutinas de las playas del Oeste.

Este pueblo, al que el tópico histórico situó en la eterna mitad de una escalera, sube estos días los peldaños para llenar el cielo de lucería y bombas de palenque, y baja en danza festiva a las raíces, ganándose para la romería el corazón del bosque o poniéndole al alma, como quería San Barandán, forma de nave. Con una población dispersa, cada lugar, cada parroquia, cada puerto, cada arrabal o esquina de la urbe tiene su santo y su parranda, A la vista de peregrinos con mochila y viajeros cómplices, arden o se ahogan los viejos mitos de la tristura o la saudade.

La imagen de una Galicia ensimismada, comparada por algunos teóricos del atraso a la esfinge bíblica, se transforma en estas fechas en una especie de estallido juvenil. Algo de esto tiene que ver con la diáspora. Contados acaso en la estadística como turistas, vuelven los hijos y los hijos de los hijos. Los vehículos con matrícula extranjera ocupan un lugar a la sombra del hórreo, y no es difícil que del comedor casero lleguen al unísono ecos en gallego, castellano e inglés, francés o alemán.

Junto al retorno estival de los emigrantes, Galicia, cada día más, es la meta de un turismo iniciático. En pocos años, a los veraneantes con plaza fija, en su mayoría de Madrid, y a ocasionales pioneros que durante unos días tomaban posesión de la mitad del paraíso, comían a buen precio frutos del océano y bebían milagrosos blancos al pie del emparrado, ha sucedido una lenta marca que desafía, o le traen sin cuidado, las previsiones del hombre del tiempo.

El flujo nacionalista

La capacidad hotelera se ha visto desbordada. Se han multiplicado los campings en la costa.Por vez primera, en el aeropuerto de Labacoya se esperan vuelos charters procedentes de EE UU, Canadá y otros países hasta ahora no tocados. En un arranque de entusiasmo chovinista, los responsables de imagen del departamento de Turismo del Gobierno autónomo están pensando en cambiar el lema de Mejor, Galicia lo tiene todo por la fórmula más selectiva de Galicia no es para todos.

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De todas formas, no son los gringos o las tribus nórdicas los protagonistas del doble salto, en número y carácter, del turismo en Galicia. Junto al tradicional aporte de las Castillas, son vascos, y sobre todo catalanes, los que más querencia muestran hacia este confin del antigüo Occidente. Dato significativo es que parte de, los folletos propagandístícos se han escrito por vez primera en catalán. La corriente de simpatía, con componentes culturales, se refleja en otros viajes de creciente intensidad: escoceses, bretones e irlandeses, bañados por el mismo mar céltico, y los vecinos portugueses.

Ese espacio turístico que se va definiendo en Galicia parece tener la virtud de no sacudir de forma brusca a humanidad y territorio, en todo caso afectados por achaques endémicos de otra índole, como el simbólico, reúma de las sirenas.

Pese a los esperanzadores síntomas preveraniegos, los sectores conservadores han conseguido mantener a raya, por lo menos formalmente, al radicalismo desnudista y a la tercera. vía del top-less. Los desnudistas parecen tener perdida la batalla en plena cuna del liberalismo gallego, La Coruña. La moción presentada por Pedro Arias, concejal delegado de Hacienda y miembro fundador de la coordinadora desnudista, no tuvo la declaración de urgencia, encontrando José González Dopeso, líder de Alianza Popular y paladín del antidesnudismo, el ocasional apoyo de concejales del Grupo Socialista, en el que por vez primera, y para este asunto, se permitió el "voto de conciencia". Dos de los concejales socialistas criticaron al desnudismo en nombre de "los intereses del proletariado", lo que hizo lamentarse al concejal de Turismo, Enrique Carreira, que señaló que, de no aprobarse la moción, "La Coruña sufriría un considerable retraso respecto al resto de Europa y otras ciudades españolas".

Propuesta frustrada

En su frustrada propuesta, Pedro Arias había acudido vanamente al contenido profundo del lema La Coruña, ciudad en la que nadie es forastero. "Para los Torquemadas transhistóricos, que haberlos hay los", dijo Arias, "es obligado decir que en puridad no existe invitación a la libido en el acto de desnudarse, o sea que la lascivia no yace en la circunstancia ni en el accidente playero, sino en el alma del voyeur o mirón". El portavoz conservador, González Dopeso, no se ablandó con estas filosofías. y señaló que "por el despelote se llegó al nacional socialismo, y por éste se fue a la guerra mundial".

Dentro de esta contraofensiva, la Xunta ha informado negativamente la declaración de la primera playa desnudista de Galicia por parte del Ayuntamiento de Oleiros, también en la bahía coruñesa. Según Pedro Arias, la decisión se presenta "corno pelaje de electoralismo reaccionario y decidido apoyo a la especulación litoralera".

En la realidad playera las cosas parecen ir, poco a poco, por sendas más abiertas, y en el propio arenal de Perbes, donde veranean el jefe de la oposición, Manuel Fraga, se da cierta pluralidad en materia de baños.

Haciendo un alto en sus aficiones náuticas, Fraga se fue de cacería el pasado fin de semana a la sierra de los Ancares y logró abatir el mayor ejemplar de corzo que se recuerda en aquellas latitudes. La hazaña no fue, como antaño, unánimemente aplaudida. El grupo ecologista Naturaleza señaló "que es un hecho vergonzoso que se alardee con gran triunfalismo del abatimiento de un animal que en Galicia está en peligro de extinción". Es la sensibilidad en el otro verano.

El paso de Fraga por la serranía está, históricamente, marcado por la efectividad. En el parador de Ancares aún figura un ejemplar disecado de urogallo cazado por el fogoso jefe de la oposición. Según el último censo realizado por naturalistas, sólo quedan 42 ejemplares de esta especie. La hermosura de esta ave hizo temblar de emoción a la pluma mágica de Alvaro Cunqueiro. Se le da caza cuando canta de amor, porque se transpone y se olvida de los peligros terrenales.

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