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Vasco Gonçalves

Una de las características más positivas de la cultura española democrática posfranquista ha sido la eclosión de un policentrismo cultural ligado a instituciones locales, que han complementado la auda,cia de imaginar con la ambición de realizar. Ahí están, por ejemplo, esos ciclos sobre literatura española contemporánea montados por García Madrid en Getafe, hasta ahora el mejor balance público sobre lo que se escribe y se lee en castellano en la España actual.La misma imaginación y ambicíón motivaron que una junta municipal de un distrito de la villa de Madrid invitara la semana pasada nada más y nada menos que a Vasco Gonçalves para que con motivo del décimo aniversario de la revolución de los claveles explicara a los madrileños qué fue y qué se hizo de una revolución todavía no aplastada. Pues bien, Vasco Gonçalves pasó por Madrid casi clandestinamente. Sólo dos agencias informativas asistieron a la conferencia de prensa, y al día siguiente tuberculosas gacetillas dieron noticia de la estancia madrileña de una de las figuras políticas más interesantes de los últimos 20 años. Televisión ni quiso enterarse. La radio no se dio por aludida. Y eso que no estamos en período preelectoral. O quizá sí. Quizá España esté en un perenne período preelectoral que condiciona usuras y generosidades a la hora de valorar las noticias.

Menos mal que don Enrique acudió a la conferencia del general portugués para ponerle prólogo. Tierno Galván aún no ha perdido el oremus democrático y sabe que a Alfonsín hay que darle lo que es de Alfonsín, pero a Vasco Gongalves no hay que quitarle lo que es de Vasco Gonjalves. El acto se desarrolló en un colegio mayor, con el estudiantado dividido entre la corrida de los Vitorino y la espléndida conferencia de Vasco. Las 600 invitaciones cursadas a las fuerzas de la cultura se tradujeron en siete u ocho personalidades del teatro y de la Universidad, más uno de esos mártires de la milicia democrática que va de arresto en arresto. Lo dicho. Estamos rodeados. De prepotencia, majadería, desfachatez e insolvencia.

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