El buen gusto de Lucio Sandín
La atracción y la atención del público estaban centradas en Campano, novillero de postín y a las puertas de una alternativa que le llegará en la inmediata feria de san Isidro. Pero el público se ha encontrado con la madurez, la torería y el buen gusto de Lucio Sandín, que ha realizado en el cuarto novillo una faena muy bien concebida, desde los ayudados por alto para llevarse al novillo a los medios hasta los también ayudados por bajo con que la remató, que fue lo mejor que se vio en la tarde.Entre ambas tandas, pases bien dibujados, y hasta ese afarolado ligado con el de pecho que inmortalizó el maestro de Vitigudino. Un pinchazo hondo y tres intentos de descabello esfumaron la oreja que seguramente hubiera obtenido, pero allí quedaba su faena, para regocijo de muchos y rabieta de alguno. En el primero, corto de recorrido y con tendencia al gazapeo, estuvo entonado y sin descomponerse.
Plaza de Las Ventas
29 de abrilCinco novillos de Torroestrella. Muy flojos, mansurrones. Sexto de González San Román, chico, inválido. Lucio Sandín: aplausos Vuelta. Jaime Malaver: silenció en los dos. Luis Miguel Campano: división en ambos.
Campano ha dejado una pobre impresión de novillero vulgar y ratonero. Tuvo un novillo, el tercero, blando y flojo, y lo toreó en los terrenos de sol, al abrigo y el calor de sus peñas que, pancarta en ristre, jalearon sus pases insípidos. El sexto era un bichejo renqueante y el novillero con pretensiones estuvo más vulgar y pesado, si cabe, que en el anterior. Mató muy mal, de cuatro pinchazos y estocada, quedándose en la cara.
Malaver ha demostrado ser un torero despegado y amigo de abusar del pico de la muleta. En ambas faenas ha estado en ese plan, impropio de quien quiera llegar a ser algo. Además, mató a sus dos novillos de sendos y descarados bajonazos. Se las sabe todas.