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Martín Recuerda estrena en Madrid su obra 'El carnaval de un reino'

José Martín Recuerda ha Negado a Madrid desde su cátedra de teatro Juan del Enzina de Salamanca para asistir a los últimos ensayos de El carnamí de un reino, que estrena hoy, viernes, en el Centro Cultural de la Villa de Madrid. Entre los nervios de última hora, se propone continuamente ejercitar su humildad, presentarse de forma sencilla, porque aunque esta vez sí confía en el buen hacer del director de su obra, Alberto González Vergel, teme que la novedad del montaje puede extrañar al público.

"Tengo la esperanza de que Alberto ha enriquecido el espíritu de la obra", asegura el autor de El carnaval de un reino. "El carnaval que yo veo en el fondo lo ha visto él también en la forma y, basado en este carnaval de ideas, ha convertido los coros en murgas medievales y ha conectado el travestismo a su misma raíz", continúa, "sólo la Celestina no es un personaje travestido".La estructura de esta obra sobre una versión de Las conversiones, que Recuerda escribió en 1981, es, según él, "muy abierta" para que cualquier director pueda actuar con libertad aplicando su imaginación. "Es una estructura difícil y distinta a las anteriores y a las que están al uso", afirma. "Eso no quiere decir que yo sea un renovador, sino que sigo los instintos de mi sangre".

La pubertad de Celestina

La nueva obra de José Martín Recuerda surgió como consecuencia de tres elementos. "El tema en sí me preocupaba desde los años que pasé como director del teatro universitario de Granada. Me enamoraba de la Celestina de Rojas. Pero me inquietaba saber cómo podía haber sido su pubertad. Una de las cosas que me llamaba la atención era el o rigen de la cicatriz que tenía en la cara. Otra, que decía haber estado enamorada. Y luego, el cambio cruel de un personaje que llega a servir de enlace para el placer de los demás. Y me preguntaba qué pudo ocurrir para que fuera así". Aunque Martín Recuerda se trasladó hace ya 13 años a Salamanca, ésta es su primera obra castellana, después de otra 16 andaluzas, "cuando llegué aquí fue como meterme en una cárcel. Mi paisaje, mis tipos con gracia, bromas y violencia eran diferentes a la sequedad de este mundo. Pero poco a poco me fui enamorando de esta tierra y de su lenguaje austero. Me encerré en esta cárcel. Eran sus rincones. Me parecía e sitio donde se podían haber desarrollado los hechos que quería relatar".El atractivo que ejerce sobre el dramaturgo granadino -autor de Las arrecogías del beaterio de Santa María egipciaca- la época de Fer nando de Rojas aporta otro aspecto fundamental a su trabajo actual. Martín Recuerda compara la Castilla en descomposición de aquel momento con su relativa desilusión por el cambio. Sitúa la acción de su obra en el siglo XV, con sus problemas religiosos, políticos, la guerra de la lucesión, "la Casa de Trastamara agonizante y la amenaza de la dictadura de Isabel la Católica y del Papa. Vi que mi Celestina pudo haber vivido esa época, que pudo haber sido una Celestina totalmente contraria al personaje de Rojas: enamorada de un muchacho que le dio el único beso de su vida y de su tierra".

Recuerda ha creado un padre de Celestina judío converso por cuya sastrería pasaba la corte entera y a través de la que la quinceañera conoció la vida corrupta de todos los personajes históricos del niomento. Y al final, aun sin moralina, según el autor, quedarán dos ideas importantes: que ayer -y eso ocurre hoy también- no era posible vivir sin pedir liniosna y sonreír a la vez, y que, por tanto, hay que disfrutar de la vida como si de un carnaval se tratase. Al final, la clave viene de la mano de un personaje fundamental: Enrique IV, que se muestra como es y "pide que la gente lo haga: que el asesino diga que es asesino, el ladrón, ladrón...".

Del cambio a la guerrilla

Para Martín Recuerda ha sido éste uno de los dramas más dolorosos. "He puesto mucha vida y mucho trabajo en la obra y ha significado una ruptura con mi teatro anterior. Es mi primera obra castellana", explica. También ha sido su primera obra del cambio. "En el subconsciente del autor late siempre el momento que vive. Mis personajes, por amor, aspiran a cambiar el mundo de la corrupción por la libertad del ser humano. El pesimismo no existe porque hay acción, pero es un toque de alerta para los que no nos quieren decir la verdad, para los políticos y los grandes señores" continúa, "me duele que el cambio no se haga mejor. El pueblo soberano sufre hoy como nunca, siempre ha sufrido..." y esta preocupación casi obsesiva ha convertido su obra del cambio, que inició Martín Recuerda con la década, en el nuevo teatro de guerrilla, que ahora le ocupa en carteles rotos.

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